Zalacaín el Aventurero, Pío Baroja: resumen por capítulos

Prólogo: Cómo era la villa de Urbía en el siglo XIX

Una muralla rodea a la villa de Urbía. Dentro de ella las casas decrépitas se agrupan en torno a dos calles en cuesta que se unen en una plaza, a los pies de una colina donde se alza un castillo. Es la parte vieja o lo que allí llaman la calle. Mas allá de las murallas hay una parte nueva, más limpia, donde encuentra la casa de Ohando. La vida es tranquila en Urbía y el mayor acontecimiento es la misa de domingo, y el domingo por la tarde la música del pito y tamboril.

LIBRO PRIMERO: LA INFANCIA DE ZALACAIN

Capítulo I: Como vivió y se educó Martín Zalacaín

En lo que hoy es un viejo caserío en ruinas nació Martín Zalacaín, a unos pasos de la villa de Urbía, pero fuera de ella. Sus padres eran oscuros labradores. Muerto el padre, la madre se hizo cargo de Martín y su hermana pequeña Ignacia. A diferencia de sus padres, Zalacaín no es un chico oscuro y tímido, sino audaz y temerario. No va a la escuela, no le interesa en absoluto y además no es amigo de los chicos que van a ella, que lo consideran un adrajoso que además no es del pueblo.  Mas bién, los odia, y asi llega a capitanear las batallas a pedradas de los chavales de extramuros (fuera de la muralla) contra los chavales de la villa. Al no ir a la escuela, vagabundea todo el día por el pueblo, que conoce a la perfección, sabiendo además donde procurarse de todo lo que necesitaba para comer. Un día se encuentra con Carlos Ohando, el hijo de los Ohando, dueño del caserío donde vive Martín, y aquel le llama ladrón de peras. Indignado, Martín arremete contra el, y se enzarzan en una pelea de la que Martín sale victorioso, aunque al final un hombre les tiene que separar. La madre de Zalacaín trata infructuosamente de que Martín pida perdón, y finalmente es ella la que tiene que dar excusas. A partir de ahí, mirará a Martín con disgusto y resignación.

Capítulo II: Donde se habla del viejo cínico Miguel de Tellagorri

La madre de Martín solía mandarle a por sidra a la taberna de Arcale, donde solía estar el viejo Tellagorri, su tío abuelo. Le avisaba de que no hablara con él. La taberna es su centro de operaciones. Vivía de variados trabajos y trapicheos, capaz de pegar un tiro a quien se le pusiera por delante, pero en el fondo buen amigo. Tellagorri tiene un perro de nombre Marqués, de carácter independiente como su dueño. Tenía un huerto por donde la muralla, desde el que aprovechada para robar en el resto de huertas. Los chicos del pueblo se burlan cariñosamente de él con una canción en la que le llaman bebedor. Odia a los curas y más que a ellos respeta a los perros. Tellagorri se convierte el protector de Martín despues de saber que le dió una paliza a Carlos Ohando y le enseña toda sus sabiduría, todos los rincones del pueblo  y alrededores, com procurarse truchas del río Ibaya que atraviesa el pueblo. Le hace nadar con valentía en el río y correr por los montes. Varias noches le lleva al cementerio y le pide que espere ahí un momento. Pasado un largo tiempo volvía Tellagorri, preguntando si habñia pasado miedo, Martín, que no, y Tellagorri alaba su firmeza.

Capítulo III: La reunión de la posada de Arcale

La taberna y posada de Arcale era lugar de reunión de algunos campesinos y vecinos de la calle. El patrón de la taberna, tambiñen de nombre Arcale, es un hombre gordo y activo, vivo para los negocios, y que anda simepre chillando a los demás.

La tertulia habitual en la taberna era entre Tellagorri y Pichía, dos personajes totalmente diferentes. Tellagorri, flaco, pobre, siempre vestido de oscuro y liberal; Pichía, gordo, rico, siempre de claro y carlista. Aún así son buenos amigos. La crítica al clero es frecuente en Tellagorri, y Pichía le deja decir, aún siendo el traidcionalista. Sus tertulias son por lo demás graciosas, además de cambiar los dos la p por la f, como se suele hacer en vascuence, Tellagorri tiene una gracia natural en todo lo que dice, cuando pasa una buena moza por delante de la taberna por ejemplo, y eso sin parecer nunca ordinario. Tambiénm es hombre de refranes y canciones, a menudo de temas políticos, sobre el conflicto entre carlistas y liberales.

Capítulo IV: Que se refiere a la noble casa de Ohando

La casa de Ohando se encuentra en la entrada del pueblo nuevo, al lado de la carretera, y por tanto  fuera de las murallas. Los Ohando fueron los únicos nobles durante mucho tiempo, pero sus riquezas disminuyeron y la llegada de otras familias ricas les dejo en un segundo nivel. Aún así, viven en una espléndida casa, con escudo de la familia, y con jardines y caseríos y tierras alrededor.

La familia Ohando se compone de Ägueda, la madre, mujer de débil y obsesivo carácter, y de sus hijos Carlos y Catalina. Carlos odia con todas sus fuerzas a Martín, sobre todo despuñes de la paliza recibida. Catalina, en cambio, es una niña alegre y bonita, todas las niñas del pueblo quieren andar con ella. A pesar de los comentarios de la madre, y de que Carlos le ha dicho que no hable con Martín, Catalina se encuentra a veces con Martín en los confines de los jardines de casa y habla con el despreocupadamente, aunque le parezca algo loco.

Catalina suele ir al cementerio los sábados con otras niñas a limpiar las lápidas y poner flores. Marín y Tellagorri observan la escena, y Tellagorri dice le dice a Martín, que se casará con ella, si no es tonto.

Capítulo V: De cómo murió Martín López de Zalacaín, en 1412

Fermin Soraberri, durante años secretario del ayuntamiento, contador de historias y a la vez olvidadizo, ve a Tellagorri con Martin y le pregunta por su nombre. Sorabilla dice que debe ser descendiente de una familia de hidalgos que ya en la Edad Media estuvo enemistada con los Ohando. Quedan para otro dia en su casa, y lee la crónica de lo sucedido a Tellagorri en su casa. Los Zalacain mataron al llamado señor de San Pedro de Ohando, en una lucha por quien era mas, y posteriormente casaron a la hija de este con Martin Lopez de Zalacain. Para vengar la muerte de su tio, un sobrino de San Pedro desafia a Martin, pero durante el desafio se le prepara una trampa y un amigo de San Pedro hirie con una flecha de muerte a Martin. Concluida la crónica, Tellagorri asiente y dice que los Ohando siempre han sido gente falsa.

Capítulo VI: De como llegaron unos titiriteros y de lo que sucedió despues

Una caravana de titiriteros llega a Urbía, con fieras, domador y saltimbanquis. Martín siente una gran curiosidad por el grupo. En este, el domador es especialmente repulsivo, y en general todos son pobres y desgraciados. Participan en el espectáculo unas fieras, un oso y un león. Montan el espectáculo, y el jefe, un viejo del grupo, llama a los vecinos con un cuerno, recorre con su tropa el pueblo y dan noticia del espectáculo. Martín logra ver el espectáculo por una rendija pero enseguida se le acerca una niña del circo, que le deja entar si Martín le trae las cerezas que le ha prometido. Se llama Linda. Dentro del circo, Martín ve el espectáculo de los perros que atacan al oso, que está atado. Martin le echa en cara al domador como trata al oso, y concluido el espectáculo va directo a el, Martin se escapa, pero al final lo paga con Linda, sabiendo que ha sido ella quien lo ha metido. Linda dice que lo metió a cambio de cerezas, tras lo cual el domador se tranquiliza y dice que le dejará entrar cuantas veces quiera. Un dia, Martín fue con su madre a ver el espectáculo del león y la mujer en una jaula. Como el león no obedece, pega al león pero este consigue desde la jaula herirle de gravedad. Alguien dispara al león y el público sale despavorido, provocando algunos heridos, entre ellos a la madre de Martín, que fallece a los pocos dias.

Capítulo VII: Como Tellagorri supo proteger a los suyos

Tellagorri se hace cargo de los huerfanos Martín e Ignacia. La señora de Ohando ve la adopción con malos ojos, opina que los niños deben tener una educación acorde a las buenas costumbres. Tanto Ignacia como Martín, ya con 16 años, entran a trabajar para Arcale, Ignacia de niñera en la posada, y Martín de cochero en la diligencia. Martín trae telas y otros objetos para Catalina y su madre desde Francia. Ya habla francés, viste bien, es un buen jugador de pelota. En Irati les acometen unos jabalíes y a golpes Zalacaín mata dos de ellos. En el pueblo es recibido como un héroe. En las celebraciones, Tellagorri bebe demasiado y se pone malo, enfermo aún sigue bebiendo, pese a la recomendacion de los médicos. Agonizante, recomienda a Martín que se dedique al comercio, le dice para ello donde tiene unas monedas de oro, le dice que se case con Catalina de Ohando, que a su hijo le de su mismo nombre, Miguel, que vigile a Ignacia y la lleve a Ohando. Termina diciéndo: firmes.

Capítulo VIII: Como aumentó el odio entre Martín Zalacaín y Carlos Ohando

Martín suele visitar a su hermana coqueta a Ohando, y de paso visita a Catalina y su madre Águeda. Carlos Ohando llega de la universidad de Oñate, y Martín deja de hacer visitas, claro. El odio lleva a Carlos y sus amigos a organizar un desafío de pelota entre el llamado Cacho, pelotari pequeño y furioso, y Zalacaín, con juego más tranquilo. Juegan a parejas, cada uno con un zaguero. Se apuesta mucho dinero. Comienzan ganando el Cacho y su compañero, pero Zalacaín y su compañero Bautista Urbide dan la vuelta al partido y ganan. Carlos Ohando le propone un desafío individual, no por parejas, con Cacho, pero Martín se niega.

Una criada de Ohando informa a Martín que su hermana Ignacia coquetea con Carlos de Ohando. Martín se enfurece pero logra controlarse y propone a Bautista casarse con su hermana. Bautista acepta y Martín se lo propone a Ignacia, diciéndole que Carlos solo la quiere para deshonrarla a ella y a él mismo. Martín le promete un buen dinero si se casa con su amigo. En un baile se juntan Ignacia y Bautista, y Carlos ofendido la insulta. Ignacia se da cuenta de la falsedad de Carlos y se casa con Bautista, y van a vivir a Zaro, un pueblo del País Vasco francés.

Capítulo IX: Como intentó vengarse Carlos de Martín Zalacaín

Carlos de Ohando no podía soportar la humillación que supuso para él el desprecio de Ignacia, tanto más cuanto Ignacia pertenecía a una clase inferior. Su odio se hizo más fuerte aún contra Martín. Una noche vió como Martín se veía a escondidas con su hermana en el jardín de casa. Enfermo de cólera, ve en ello una excusa para atentar contra Martín. Durante la siguiente visita nocturna, dispara a Martín pero este logra escapar herido. Furioso, cuenta lo sucedido a doña Agueda. Catalina y Carlos se enemistan definitivamente, y la madre vuelve a enviar a Carlos a Oñate, mientras vigila a su hija.

LIBRO SEGUNDO: ANDANZAS Y CORRERIAS

Capitulo I: En el que se habla de los preludios de la última guerra carlista

Le va bien en la vida a Martín. Ademas de su talento natural, tiene también suerte. Se dedica ahora al contrabando, trayendo caballos de Francia. Le ayuda Capistun el Americano, un gascón, y utilizan a veces para descansar la casa de Bautista. Conocen a la perfección los pasos y caminos fronterizos, y dismulan con pericia las mercancías. Sus andanzas son peligrosas, pero Martín se mantiene siempre audaz y firme, como le dijo Tellagorri, pero a la vez prudente.

Empieza a simpatizar con el liberalismo, la ideología opuesta al carlismo, que Martín considera atrasado y fanático. A pesar de ello, sus productos de contrabando son sobre todo para los carlistas, que van preparandose para la guerra, como se ve en las canciones de moda en los pueblos. Un día llega a Vera para visitar a Catalina, que tenía alli una casa alquilada con su madre, y sus amigos Capistun y Bautista ven a Don Carlos, el pretendiente al trono. La guerra ha empezado.

Capitulo II: Como Martín, Bautista y Capistun pasaron una noche en el monte

Una noche de invierno, cargadas las mulas con fardos, los tres amigos se ven obligados a parar en una borda abandonada en el monte Larrun. Hablan de la guerra: los liberales estan mal organizados, y los carlistas avanzan. Enumeran la lista de amigos aliados con los carlistas, vascos, que prefieren lo viejo a lo nuevo. También hay muchos franceses que apoyan a don Carlos. Capistun añora la paz, pero Martín y Bautista prefieren la guerra, porque aman la acción y tienen alma de héroes. Capistun replica que quieren la guerra para robar y hacer negocio. Capistun comienza a cantar canciones en gascón, y Bautista sigue en euskera. Al amanecer llegan a Vera, y se enteran de que ha entrado la partida del cura Santa Cruz. Martín visita a Catalina, que le dice que su madre está muy enferma, que su hermano se ha unido a los carlistas y a que a ella la van a ingresar en un convento. La madre oye sus voces y Martín tiene que despedirse precipitadamente. En Vera, ve que a Bautista le han obligado bajo amenazas a unirse a la partida del cura. Martín piensa en defenderle, pero como se ve rodeado por carlistas, comunica a Bautista en euskera que lo mejor es unirse, y asi se lo comunican a los carlistas, a los que dicen que son franceses. El jefe es Luschía, un aldeano. Traen a dos presuntos traidores, a los que castigan a golpen sin piedad delante de Martín.

Capítulo III: De algunos hombres decididos que formaban parte de la partida del Cura

Luschía da la orden de marchar hacia Gipuzkoa. Lleva a Bautista y Martín separados en dos grupos, porque no se fía del todo de ellos. Luschía es alto y enjuto, jovial, pero ya ha demostrado su crueldad con los prisioneros. Sus lugartenientes son Praschcu, Belcha y el Corneta de Lasala: Praschcu, mocetón comilón y bebedor, Belcha, pequeño y moreno, Corneta de Lasala, capataz que usaba la corneta para dar ordenes. En dos dias, llegan a Andoain, donde son presentados al Cura, que está con un cabecilla llamado el Jabonero, alojado en una venta. El Cura no hace caso a sus saludos, está leyendo. Todo está preparado para infundir miedo a Martín y Bautista. El Cura va con boina negra, tiene un aspecto siniestro. Formó la partida despues de lograr huir cuando iban a prenderle. El Cura les interroga al final, quienes son, de donde vienen, y para quien trabajan. Martín responde que trabajan para los carlistas y que traian armas, que tienen escondidas. Finalmente, el Jabonero, hombre amable, les acompaña y les lleva a comer. Mientras comen llega un vendedor de canciones, de nombre Ipintza el loco, con el que se divierten un rato, riéndose de él y de sus canciones. Otro comensal, Dantchari el Estudiante empieza a echar versos con Bautista, en competición. Finalmente cantan una canción de Vilinch a dúo, comprada a Ipintza. Van a acostarse, y Martín avisa a Bautista que tienen que escaparse a la menor oportunidad.

Capítulo IV: Historia casi inverosímil de Joshé Cracasch

Los dias siguientes llueve y permanecen alrededor de la venta. Conocen a un muchacho triste de Tolosa, de nombre José Cacochipi, conocido con el apodo de Cracasch (Manchas, en euskera). Dantchari el Estudiante les cuenta su historia. Cuenta que ha sido un chico desde siempre aficionado a la música, y tan centrado estaba en ella, que iba siempre sucio, y de ahñi el apodo. Un señor rico de Tolosa le contrató com profesor de música para su hijo, y de ahñi conoca tambiñen a su hija de la que se enamora. Pero es muy torpe en las relaciones, y hace continuamente comentarios indiscretos. En la casa empiezan a poner caras serias por su actitud ridícula (que Dantchari cuenta con todo lujo de detalles, y que no dejan de tener gracia) y Cracasch resuelve disfrazarse de muijer delante de ellos a la salida de misa, tras lo cual el padre prescinde definitivamente de sus clases. Sigue enamorado de su hija. En Tolosa todos se ríen de él. Un día, para burlarse de él, un jovén del pueblo escribe en nombre de Cracasch una carta a su enamorada, sin su permiso. La chica no cae en el engaño, se compadece de Cracasch y le dice que pase por su casa para hablar. Así lo hace Cracasch pero este se queda casi mudo delante de la chica. Triste, sale de Tolosa andando por los pueblos aledaños hasta que se encuentra con la partida del Cura, que le obliga a unirse a ellos.

Capítulo V: Cómo la partida del Cura detuvo la diligencia cerca de Andoaín

Los carlistas deciden parar la diligencia que va de San Sebastián a Tolosa. Se dispersan en el camino para vigilar la llegada de la diligencia. Controlan a Martín y Bautista , porque no se fían de ellos. En la diligencia van entre otros un cura y una señorita joven con su madre, y un francés. Les hacen bajar de malas maneras. Las mujeres tienen miedo. Martín dice a Bautista que se prepare porque van a escapar. El francés les oye y les va ayudar. Golpean a sus vigilantes, les quitan las armas. Salen corriendo, con las mujeres, el francés y José Cracasch. Cracasch, y luego Bautista porque no se fían de él, van a Hernani a pedir ayuda. La señorita, el francés y Martín hacen frente con las armas a los carlistas y les hacen retroceder, tras herir a algunos de ellos.  Aprovechan para salir corriendo, con la madre de la hija. Se acercan de nuevo los carlistas y les van rodeando, les gritan que se rindan. Martín se niega y es herido en una pierna, se desmaya. Una compañia de miqueletes llega de Hernani y hace retroceder a los carlistas.

Capítulo VI: Cómo cuidó la señorita de Briones a Martín Zalacaín

Martín se despierta tras pasar varios dias inconsciente, dolorido y débil. Le cuida la señorita de la diligencia. Está seguro en Hernani. Recibe la visita del médico que dice que va recuperándose. Bautista le visita y se ufana de la primera aventura bélica que han tenido. Martín halaga los ojos de la señorita y pregunta su nombre a lo que ella responde Rosa Briones. Martín se recupera rápido gracias a Rosa, y las lecturas que le hace, y su madre Pepita. Son de Logroño y habían venido a buscar al hijo de Pepita, lo que resultó ser una noticia falsa. Pepita defiende a los carlistas pero sus ideas son algo fantasiosas. Rosa pregunta a Martín sobre Catalina, ya que mencionaba ese nombre en sus delirios. Martín le dice que es su novia, pero haaga a Rosa diciñendole que ella tiene ojos más bonitos, ante lo cual Rosa se ruboriza. Martín les acompaña a San Sebastián, donde se despiden. Martín parte a Francia.

Capítulo VII: Cómo Martín Zalacaín buscó nuevas aventuras

Martín está en una taberna con Bautista, Capistun  y el viejo Ospitalech. La guerra se acaba, comentan, y por tanto los negocios de contrabando tambien. Bautista y Capistun están contentos, han ganado mucho, pero no así Martín y Ospitalech. Ospitalech sabe de un negocio de mucho dinero: se trata de que varios generales carlistas firmen unas letras u obligaciones. De todo lo firmado se cobraría por comisión el 20%. Martín acepta y al día siguiente van a Bayona a ver al que ofrece ese trabajo. Martín exije que todo sea por escrito dado el riesgo de la operación. Bautista le advierte de ese riesgo, que si le pillan le matan, pero al final va con él.

Cogen un barco francés a Zumaia. De ahí van en caballo hacia Azpeitia, de ahí a Tolosa, y luego a Amézketa.

Capítulo VIII: Varias anécdotas de Fernando de Amézqueta  y llegada a Estella

Martín y Bautista llegan a Amézqueta y entran en la posada. Un campesino hace aspavientos como de espantar moscas al entrar otros dos amezquetanos, y extrañados, les explican  que a los de Amézqueta les apodan moscas y por eso hace esos aspavientos. El mismo campesino empieza a contar historias, pero confiesa que  el mejor contador de historias (y protagonista de ellas) es Pernando (sic). Cuenta como una vez en casa del cura viendo que le daban una trucha pequeña, empezo a hablar con ella, preguntandole en voz baja si sabía algo de sus parientes en América, y al final cuenta al ama de llaves, que le ha dicho que ella no sabe nada, pero que la trucha grande que tiene en la despensa si que sabrá, para que se la traiga. Otra vez, en Idiazabal, pide las sobras en una posada y para hacerse con la mejor comida, dice a los comensales que el carnero y la liebre que están comiendo son en realidad perro y gato; los comensales dejan la comida y se queda todo para Pernando. En Tolosa, por otra parte, ocurrió que un zapatero rico viejo le quitó su novia, para deshacer la boda Pernando cuenta a al novia que el zapatero huele muy mal, cuando la chica va a la zapatería, desde una habitacion contigua insufla con un fuelle el olor a pieles podridas, la chica da por cierto lo dicho por Pernando y abandona al zapatero por oler a muerto; Pernando llega a repetir la maniobra con otras chicas cortejadas por el zapatero.

En el camino a Ataún, conocen a otro chico que les cuenta la historia de un señorito carlista que se enrola a las filas carlistas pero pidiendo un puesto de oficina al general Dorronsoro, a lo que Dorronsoro accede pero teniendo que pagar una cantidad importante al dia, para hacerle desistir de sus intenciones. En Etxari Aranaz les cuentan la historia de Teodosio de Goñi, que tras matar a su padre y su madre, se fue de penitencia con una cadena y cuando un dragón fue a devorale, San Miguel se le apareció para romper las cadenas. Contando la historia, se encuentran de nuevo con el extrajero al que liberaron del Cura Santa Cruz. El también va a Estella, les cuenta que es periodista y se ofrece a ir con ellos. Llegan a Estella, enseñan la documentación y les dejan entrar.

Capítulo IX: Cómo Martín y el extrajero pasearon de noche por Estella, y de lo que hablaron

No hay poada disponible y tiene que dormir Bautista en una posada y Martín en la cuadra de otra posada. Martín abre el sobre de cartas y se pregunta sobre la prudencia de entregarlas sin garantía. Pregunta por el general y le llevan a su presencia. Martín explica que trae unos títulos de Levi-Alvárez, de Bayona. El general le interroga sobre los títulos y sobre su persona y le deja ir, haciéndole creer que es un comerciante francés. Se encuentra con el periodista y van a cenar. Se encuentran allñi con un hombre bajito, fanático, repulsivo  y lleno de odio hacia los liberales. El odio también se respiraba en toda la taberna. Salen de la taberna y oyen una jota, Martín las odia. El periodista ríe y dice que va a incluir a Martín en sus cronicas. Un vigilante lesp ra e interroga. Les propone ir a jugar a cartas. Pero Martín también odia eso. El extranjero dice que tanto la jota como el juego son muy españoles, pero Martín replica que él es del monte.

Capítulo X: Cómo transcurrió el segundo día en Estella

Se encuentra Martín con Bautista en la plaza, pero Martín decide que es mejor que no les vean juntos. Bautista le pasa un papel donde dice que el Cacho, el amigo pelotari de Ohando, al que venció Martín, está de sargento, así que cuidado. Se encuentra con el periodista y dan una vuelta por Estella, comentando cosas del pueblo. Una vieja les interpela, a ver si son carlistas. La dejan y se preguntan por Don Carlos, el pretendiente al trono español que defienden los carlistas. El periodista le conoce y dice que no es un hombre de talento y que los carlistas tampoco le tienen tanto respeto. Vuelven a la taberna de la noche y se encuentran allí con el conde haussonville, un comilón. Tiene una conversación graciosa con su criado Asensio, por el acento francés que tiene Hausonville y lo vulgar que habla Asensio. Haussonville detesta España por el poder de los curas, y por la poca comida que hay.

Capítulo XI: Cómo los acontecimientos se enredaron, hasta el punto de que Martín durmió el tercer día de Estella en la cárcel

El tercer día por la noche recibe una carta del general para recoger las letras  firmadas. Va a la cama pero oye unos lamentos de un herido, cuando se acerca a él para ofrecerle ayuda ve que es Carlos Ohando. Ohando le reconoce y grita que le atrapen. Pero la patrona piensa que está delirando. Va al encuentro del general y ve a Don Carlos, con su mujer. El general le dice que arrodille y le de honores pero Martín no hace caso. Coge las letras y se va. Se encuentra con Bautista y le da las letras. Le dice que Ohando y el Cacho están en Estella. Bautista le confiesa que Catalina también está en Estella , en un convento. Va hacia allí y al final la ve en una ventana y ella le reconoce. Le lanza un mensaje para quedar a hablar a escnodidas. Se juntan y Martín le dice que se va escapar de Estella y a ver si ella va a venir. Catalina acepta. Quedan en escaparse en dos dias. Va contento a su casa silbando pero un vigilante le pilla y solo por silbar le manda a la cárcel.

Capítulo XII: En que los acontecimientos marchan al galope

Martín pide un colchón al alcaide de la cárcel para dormir. Se lo trae tras previo pago. Le cuenta que etsá ahí sólo por silbar. Al despertar, pregunta al carcelero por sus situación, pide comida. Piensa en cómo escapar. Ve varias posibilidades. sobornar al alcaide de la caŕcel, la ayuda de Bautista. Finalmente, opta por intentar romper la reja de la celda. Con paciencia logra arrancar un barrote del marco de la ventana, y lo vuelve a disimular. Le traen la cena, pro enseguida se pone a fabricar una cuerda con tiras. Hace un bulto con forma humana en la cama. Sale por la reja y salta a la calle. Dos guardas con fusiles le siguen por la calle por su actitud sospechosa. Se refugia en una casa. A la mañana baja las escaleras y encuentra un uniforme carlista, se lo pone. Sale en busca de Bautista. Cuando le ve, le apremia para que consiga un coche y salir a escape. Escribe una carta para Catalina, haciendose pasar por su hermano, diciendo que está herido y que necesita verle.  Espera hasta que Bautista trae un coche, van al convento de Catalina, Bautista no las tiene todas consigo. Martín entra y pregunta por Catalina para entregar la carta. Catalina lee la carta, entiende la situación. La madre superiora estña presente, Martín dice que Carlos está en el camino de Logroño, y se ofrece por desgracia a ir con Catalina. El demandadero o recadista del convento también va con elos. En el camino, la madre superiora empieza a sospechar  y exige bajarse pero Martín se niega. La superiora entiende la trampa de Martín y Catalina. Cambian de cabalos en una posada, a regañadientes del posadero  y gracias a una muchacha. Martín la besa y corteja en borma. Llegan a un control. Les interrogan, se hacen pasar por carlistas (Martín lleva el uniforme). Pero la superiora los delata; Martín y Bautista forcejean, Martín es herido pero consiguen salir al galope. LLueve y deciden ir más despacio, pero les persiguen y tienen que volver a ir a gran velocidad. De noche ya y a toda velocidad, se inica un tiroteo. Martín responde con tiros de fusil. Amanece y la persecución ha cesado. Martín abronca al demandadero por ser tan miedoso. Bautista se esfuerza y hace  que los caballos vayan rápidos, pero de pronto tropieza el carro con una piedra y se suelta una rueda. Martín toma en brazos a Catalina, no tiene nada. Llegan a Viana, en manos de los liberales, y al ver el uniforme de carlista de Martín, les detienen. Están llenos de barro. Los liberales están contentos porque creen haber detenido a un general carlista, pero es Martín.

Capítulo XIII: Cómo llegaron a Logroño y lo que les ocurrió

Los liberales les atienden pero quieren verificar su identidad en Logroño. Un militar liberal andaluz seduce a la madre superiora. En Logroño un general les pide pruebas de su identidad, tras contar Martín sus aventuras. Martín se acuerda de Rosita briones y su hermano, que son de allí. Viene el hermano de Rosita, capitán liberal. Reconoce a Martín, tras lo cual les dejan libres. Martín es invitado a casa de los Briones acenar. Rosa y su madre Pepita reciben con afecto a Martín. Rosita canta y toca la guitarra para Martín, con emoción amorosa hacia Martín, que se olvida de Catalina. Sale ya de noche y busca a Catalina. Un hombre sale a su encuentro y le dice que una amiga de su infancia quiere verle. Le conduce a una lujosa casa y allí ve a una dama que no conoce. Es Linda, a la que Martín reconoce con dificultad. Se cuentan sus vidas. Linda va a casarse con un hombre rico, que además es marqués. Martín está cansado, herido todavía, y pasa la noche allí. Al día siguiente sigue descansando pero manda a buscar a Bautista. Pero no encuentran a Bautista ni a Catalina en ningíun sitio.

Capítulo XIV: Cómo Zalacaín y Bautista Urbide tomaron, los dos solos, la ciudad de Laguardia, ocupada por los carlistas

Martín se siente culpable de abandonar a Catalina y haber estado en casa de Linda. Al cabo de varios dias se encuentra con Bautista en las calles de Logroño. Bautista cuenta que estuvo descansando el día de la cena con los Briones, y que al día siguiente Catalina  y la monja se habían marchado. No sabe donde están. Investigan y finalmente les dicen que las dos se fueron a Laguardia. Pero Laguardia esta sitiada. Indagan en los pueblos de alrededor. Nada. Quieren entrar en Laguardia, en manos aún de los carlistas. La ciudad está amurallada. Se encuentran con las troas liberales, con Briones. Martín se enfada con un teniente por hacer comentarios jocosos sobre los vascos. Brioens ordena su arresto. Para dejar clara la audacia de los vascos, asegura que tomará solo Laguardia con Bautista. De noche, trepan con una cuerda la muralla de la ciudad. la ciudad parece abandonada. Cuelgan un pañuelo blanco de rendición. Salen por el mismo sitio por donde entraron, pero les dan el alto, les disparan y tienen que salir corriendo campo a través. El pañuelo blanco sigue y los liberales reciben a Martín y Bautista como héroes. Los carlistas abandonan Laguardia al día siguiente. Martín y Bautista preguntan por Catalina. No la encuentran.

LIBRO TERCERO: LAS ULTIMAS AVENTURAS

Capítulo I: Los recién casados están contentos

Martín recibe una carta de Ignacia: Catalina está con ella en Zaro (País Vasco francés) y está dispuesta a reconciliarse con él, tras cenar con los Briones y pasar la noche en casa de Linda. Martín y Bautista van a Zaro y se prepara la boda. En el pueblo reina un ambiente de paz, contrasta con la guerra en España.

La boda es emotiva. Tras la luna de miel, Martñin sigue con sus negocios, de Francia a España y vuelta. Catalina le reprocha que se expone demasiado. Tienen un hijo, al que llaman José Miguel, como dijo Tellagorri.

Capítulo II: En el cual se inicia la "Deshecha"

La monarquía liberal se proclama en España y el carlismo se desinfla. Pierden batalla tras batalla. Los liberales van ganando adeptos, incluso en las filas carlistas. Para los carlistas es la "Deshecha". Martín va a Urbía y se encuentra su pueblo abandonado. Va  a su casa, ve a un hombre escribiendo, es el periodista. Martín cuenta la historia de su huida. Se cuentan noticias de conocidos carlistas: Haussonville ha sido fusilado, el Jabonero también. Se despiden, pero seguros de que se volveran a ver.

Capítulo III: En donde Martín comienza a trabajar por la gloria

Un general liberal intenta una maniobra contra los carlistas, pero fracasa. Sus tropas estñan en situaciñon precaria, y pide ayuda a Francia. Martín y Bautista acuden con sus carros a la frontera. Catalina va con Martín y pregunta por su hermano. Sin noticias. Se encuentran con Briones, el hermano de Rosita. El general quiere hablar con Martín. Va a Elizondo. El general quiere ir con sus tropas por Peña Plata. Pregunta a Martín por sus ideas. Martín dice que ha trabajado para carlistas, pero que es liberla en el fondo. Si le ayuda,  el general le promete que le hará alcalde de Urbía. Catalina le ruega que no suba a Peña Plata, tiene miedo. Martín dice que debe ir, ha dado su palabra, y eso es sagrado. Despide a su mujer  y a su niño y va a Elizondo.

Capítulo IV: La batalla cerca del monte Aquelarre

Van por camino difícil la tropas. El comandante Briones alaba la ambición de Martín. Martín dice que siempre buscará la aventuras, superar obstáculos. Dide que es como un salvaje. Le gusta que el mundo se mueva. Martín le aconseja devidir las tropas, los carlistas están al acecho. Oyen una voz que canta. ¿Serán las brujas? Martín dice que están cerca del prado Aquelarre, prado del cabrón de las brujas. Pero al final eran unos niños cantando. Suenan los primeros tiros y la batalla es encarnizada: al final los carlistas se retiran hacia Francia. Hay muchos muertos y heridos.

Capítulo V: Donde la historia moderna repite el hecho de la historia antigua

Martín y Catalina van a Saint Jean Pied de Port. El ejército carlista se retira de España. Los comerciantes compran sus caballos y aparejos a precio de saldo. Martín se indigna por ello. Van a la frontera y pasan a Valcarlos, ya en Navarra. El paisaje es desolador, todo humeando, ven un muerto. Una sorpresa: se encuentran con el periodista. Ven a Carlos de Ohando y el Cacho. Carlos escupe a su hermana en la cara cuando va a abrazarle. Martín se le echa encima a Carlos y le exige perdón. Carlos se niega. Martín le arrastra, Carlos grita y el Cacho dispara a Martín. Martín solo puede decir adiós a su esposa.

También hace 500 años mató Veñche de Micolalde a otro Zalacaín. El funeral es emotivo y multitudinario. Carlos de Ohando ingresa en los jesuitas. Al Cacho le cortan una pierna. Catalina va a vivir a Zaro, con Ignacia y Bautista.

Capítulo VI: Las tres rosas del cementerio de Zaro

Se describe con detalle el bucólico y silencioso pueblo de Zaro. Allí está la tumba de Zalacaín, muerto a los 24 años en 1876. Una tarde de verano, muchos años más tarde, tres ancianas fueron juntas al cementerio: Linda puso una rosa negra, la señorita de Briones una rosa roja y Catalina una rosa blanca.

Capítulo VII: Epitafios

Se reproduce el epitafio en euskera de la tumba de Zalacaín, elogiando su audacia, bravura y gloria.

FIN

Personajes

  • Bautista Urbide, panadero de oficio, amigo de Martín. Ganan a el Cacho y su pareja en pelota. Se casa con Ignacia, hermana de Martín.
  • Carlos de Ohando, hermano de Catalina, desde pequeño odia a Martín. Se reencontraran en al guerra. En el último encuentro, Martín morirá por un disparo de su acompañante el Cacho.
  • Catalina de Ohando, amada de Martín y finalmente su esposa.

 



Como citar: Sarasola, Josemari (2024) en ikusmira.org
"Zalacaín el Aventurero, Pío Baroja: resumen por capítulos" (en línea)   Enlace al artículo
Última actualización: 15/05/2023

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