Últimas tardes con Teresa, Juan Marsé: resumen por capítulos
Últimas tardes con Teresa es una novela de Juan Marsé, ambientada en Barcelona. Fue publicada en 1966.
RESUMEN
Introducción
Una pareja camina despreocupadamente de madrugada por lo que queda de una fiesta mayor en una ciudad. Comienza a soplar el viento con fuerza y un torbellino de confetti les envuelve, se separan, se llaman y se esperan el uno al otro extraviados.
Capítulo 1
Víspera de San Juan. Un hombre llamado Pijoaparte sustrae una moto en una calle de Barcelona. Piensa ir con ella a Montjuich, con la intención de ligar con extranjeras. Pero finalmente va a San Gervasio. Abandona la moto y se queda frente a un torre donde se está celebrando una fiesta. Un grupo de elegantes personas que se dirgie a la fiesta y siente cierta incomodidad al ver a Pijoaparte, por sus rasgos meridionales, por su forma de estar. Pijoaparte permanece impasible, frío. Se sabe con atractivo hacia las mujeres, a pesar de pertenecer a una clase social baja. Empuja decicido la verja del jardín y se dirige al buffet de comida y bebida. Se sirve un coñac. Tropieza con un asistente, pero el episodio no va a más. Hay una 70 personas, muy jóvenes. Percibe que son de mucho dinero. Le llama la atención una chica morena, con aires de tímida. Va hacia ella, decidido, aunque sabe que es un charnego, un murciano. La chica se sienta con una chica rubia, comienzan a hablar, la morena sonríe. Y al final Pijoaparte decide entrarle a la rubia, por el desasosiego que le produce la sonrisa de la morena. Pero esta se levanta y aleja de pronto. Se queda frente a la morena, que le extiende la mano y se lo lleva al lugar donde unas parejas bailan. Comienzan una conversación. Pijoaparte piensa que la rubia es su hermana, pero no. La chica es catalana, mala suerte piensa Pijoaparte. Se presentan: ella se llama Maruja, él Ricardo, dice. Y la rubia Teresa. A la chica le resulta desconocido. Ella cuenta que suele ir a la playa, a Blanes, a la torre de sus padres. La chica aprieta en el baile su cuerpo contra él. Él la besa en la boca. Deciden tomar algo. Es Pijoaparte quien decidido va a buscar las bebidas, bajo la mirada de los organizadores de la fiesta. Pero se siente seguro. Las cuatro de la madrugada. La gente comienza a irse. Es su momento, piensa Pijoaparte. Se sienta en un banco con Maruja. Va a buscar más bebida y entonces un joven le interroga, ¿qué hace en la fiesta? ¿quién le ha invitado? Pijoaparte dice que es Ricardo de Salvarrosa, arrogante y altivo. Detrás una señora, la dueña de la torre, Pijoaparte se dirige a ella, desvía la atención, elogia la fiesta y el jardín, con grandilocuencia. El que sin duda es hijo de la señora retoma la iniciativa, vuelve a interrogarle. Y entonce, Ricardo dice que le ha invitado Teresa. Perplejos, los chicos tragan la mentira y bromean sobre la situación, reprendiendo a Teresa al mismo tiempo. Se alejan, más o menos resignados a la presencia del supuesto intruso. Maruja permanece en un su lugar con ese aire de bondad y desamparo que ya mostró desde el principio a Ricardo. Se abandonan a besos y abrazos. Quedan para el día siguiente, ya que Teresa va a recogerla luego. Ricardo se dispone a salir de la torre, no sin antes despide de la señora con una reverencia.
Capítulo 2
El Monte Carmelo es una colina de Barcelona, famosa por albergar en su falta al parque Güell. En la década de los cuarenta, en la postguerra, se veían cometas fabricadas con materiales de desecho, más tarde en los cincuenta, también se volaban comtas, ya de materiales mejores. Antes de la guerra era un colina en las afueras, en los alrededores había torres y casa bajas de cierta clase burguesa, pero esos desaparecieron ante el empuje de los inmigrantes españoles, cuyas casas pobres rodearon y subieron por la colina, haciendo huir a los burgueses y arrinconando sus bellas casas. Gente humilde y campechana habita ahora en los alrededores.
La casa del muchacho está en la parte superior de la colina. Vive con su hermano y cuñada y cuatro críos. La casa fue de un inmigrante malagueño que vino en 1941 e hizo la casa, más bien una barraca como el resto de casas del barrio, con sus propias manos. Puso un negocio de reparación de bicis desastroso. El hombre murió despues de casar su hija con un joven paisano. Heredó el negocio, y como su suegro le confesó en la misma boda, el negocio florecái sobre todo por las motocicletas robadas que un chaval ladronzuelo llevaba al taller y que eran todas revendidas a un personaje de buena pinta al que llamaban el Cardenal. Luego el ladronzuelo emigró a Francia, y le sucedieron dos en el cargo, nunca más, porque el Cardenal no lo permitía. Aun así, el negocio no prosperó mucho, tenía dificultades. Cuando Pijoaparte pidió cobijo a su hermano, el negocio empezó a tener éxito.
Pijoaparte bajó de la casa de su hermano por la ladera hasta el bar en el que había quedado con la muchacha, pero esta no apareció y esto le desilusionó bastante. Unos meses antes había ido a la playa en moto con un chavala del barrio, la primera vez que lo hacía, no le gustaba andar con chicas del barrio. Fue con su amigo, Bernardo Sans, un gitano de Barcelona, y su novia Rosa. Llegaron a una valla que prohibía el paso a la playa y no hicieron caso, derribaron unos metros de la valla, ya algo abierta, y siguieron adelante. La valla cerraba el paso a una villa majestuosa a la orilla del mar, pero ellos bajaron a la playa: se bañaron y jugaron. Se oía una tenue música proveniente de la villa. Pijoaparte se internaba en el bosque y volvía al rato para tumbarse solo, estaba irritable. Lola, la chica que le acompañaba, intentaba ser simpática con él, mostraba su cuerpo. Como todas las chicas del Carmelo, no tenía nada de inteligencia. Cuando llegó la hora de disfrutar de esos cuerpos, pudo comprobar que Lola, que era amiga de la chica de Sans, se resistió al disfrute corporal. La chica hablaba mucho, decía que le gustaba, pero ... Le dijo que sabía que se dedicaba a robar motos y desvalijar coches y le preguntó cómo era posible que ganara tanto dinero. Era una chica de esas que tanto egoísmo, al final se quedan solas y se mueren de asco. Le sigue contando cosas de la vida del propio Pijoaparte, mientras él le mordisquea el pecho y ella termina diciendo que no quiere que piense que es una de esas. Pijoaparte se irrita, le ha tocado esta estrecha que además sabe todo de su vida de boca de una novia de Sans, que lo sabe a su vez por el propio Sans, y además se cree que está lleno de pasta cuando no tiene un duro. Pero no dice nada. Se levanta y se dirige a donde están Bernardo y su chica, desnuda, con su cuerpo exuberante pero asqueroso a la vez. Quiere hablar con Bernardo, que le reprocha su prisa, qué le ha pasado con su chica. Pijoaparte se lo lleva aparte y le dice que un día le va a partir la cara por andar contando a la Rosa como andan, y que ahora todo el barrio sabe su vida completa. Bernardo dice que en realidad nunca lo ha importado lo que diga o piense la gente. Pijoaparte dice que por su van a acabar en chirona. Que encima le hace venir a la playa con la Rosa y su amiga, cuando la víspera no quería trabajar robando. Bernardo dice que la quiere; porque te hace pajas, dice Pijoaparte. No te pases, Bernardo. Además igual voy a ser padre y me voy a casar con ella. Pijoaparte dice que le engaña, que es un gilipollas. Bernardo le intenta apaciguar: Manolo (verdadero nombre de Pîjoaparte), sé que no vas en serio, eres mi mejor amigo. Pijoaparte le echa en cara que ha ganado con él buen dinero, Bernardo replica que debe entender que se ha acabado, que el Cardenal, el jefe, está viejo. Pijoaparte se va y Bernardo tras él, intentando hablar con él. De pronto, oyó el ruido de un coche. Una señora se bajó y empezó a echarles la bronca por haber entrado en la finca, dejar todo sucio y encima hacer marranadas. Pijoaparte se abrochó el pantalón y se enfrentó a la señora, pero vio que en el coche una cihca joven le miraba directamente a los ojos y cambió el tono. Pidió perdón a la señora y se dirigió al coche esperando cruzar otra mirada con la joven, mientras su madre les seguía increpando. El coche arrancó y Pijoaparte maldijo su comportamiento zafio, había estropeado un encuentro prometedor, mientras ahora Lola le seguía persiguiendo zalamera, aunque al final se dio cuenta de que ella no estaba al nivel de los sueños de Pijoaparte. A lo largo del día Pijoparte siguió demabulando por los alrededores de la villa, para ver a la chica, pero solo la vio un instante en le que cerró las ventanas. Instante que solo sirvió para alimentar su imaginación. Ante los requerimientos de Sans para irse, Pijoaparte le mandó a la mierda. Más tarde, vio a la chica ir hacia el embarcadero, y vio que era su ocasión, mandó a casa a Bernardo con las dos chicas (Bernardo protestó por la multa que le iba a caer) y se despidió de él con unas palmas en la espalda.
La chica estaba en un fuera-borda buscando algo.
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Como citar: Sarasola, Josemari (2024) en ikusmira.org
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Última actualización: 16/01/2025
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