Entre visillos, Carmen Martín Gaite: resumen por capítulos
Entre visillos es la primera novela larga de la escritora Carmen Martín Gaite (1925-2000) con la que ganó el premio Nadal en 1957.
Resumen
Primera parte
Capítulo 1
Lugar: Salamanca. Natalia recuerda en su diario la visita inesperada de ayer de Gertru, una amiga. Fueron a pasear al lado del río. Le contó Gertru que no va a volver al instituto, porque su novio Ángel no lo ve con buenos ojos, tras contarle que una compañera ha tenido un bebé. Estaba muy contenta con su novio. El chico le ha regalado una polvera de oro, la tenía guardada para su primera novia formal. Pronto va a ser la fiesta de su puesta de largo, que va a celebrar en el aeropuerto, ya que Ángel es capitán de avión. Natalia no va a ir a la fiesta, le puso como excusa falsa que sus hermanas no la dejan, cuando en realidad es ella la que no quiere. Gertru le describió el traje de noche que estrenará y de contenta que estaba incluso bailaba a su alrededor mientras se lo contaba. Natalia permaneció callada.
De pronto, estando escribiendo el diario, una criada asoma por la puerta y la llama. Que si no va a ver los cabezudos y gigantes de las fiestas, que están pasando por debajo de casa. Desde el balcón y entre el barullo, Natalia ve a Mercedes y Julia, sus hermanas mayores, y a otra chica vestiga de beige con ellas que vienen hacia casa. Esquivan como pueden a los gigantes. Han estado en misa. La chica de beige comenta que le ha parecido ver a Goyita en misa comulgando, aunque se suponía que todavía no estaba en la ciudad. La amiga se despide de Mercedes y Julia que van a entrar en el portal, pero estas la invitan a subir. La amiga se resiste, su madre la espera. Pero al final acepta. Se llama Isabel. Ya en la casa, decorada con muebles clásicos y muy limpia, comienzan a hablar de temas banales. Mercedes va en busca de Natalia. Isabel y Julia hablan de los romances por carta. Julia tiene un romance de esos ahora, y le parece que por carta no es forma de entenderse una pareja. Empieza a llorar. Le dice que no diga a Mercedes nada cuando venga. Le cuenta que ese novio a distancia quiere que vaya a Madrid, pero ella no puede, y el novio se enfada por ello, aunque él tampoco viene a la ciudad. Es guionista de cine. El caso es que le ha propuesto casarse enseguida, en cuanto se encuentren, y a los pocos días. A Isabel le resulta extraña la actitud del novio. Entra Candela, la criada con el desayuno. Mientras tanto, Mercedes discute con Natalia, porque Natalia no quiere desayunar, dice que ya lo ha hecho, aunque es mentira. En realidad prefiere estar sola. Al final Natalia entra al comedor. Le presentan a Isabel. Isabel dice que le parece que ya la conoce de vista, aunque es raro que con las veces que ha venido a casa, no la haya conocido. De rara y solitaria que es, dicen las otras. Mercedes, Julia e Isabel hablan de ir al casino, pero para que, si total las chicas jóvenes nuevas que llegan a la ciudad no dejan un chico libre. Chicas de la edad de Natalia, que tiene 16, pero que aún no se ha puesto de largo; ni quiere, dicen sus hermanas. Natalia es la más pequeña, de las hermanas, por diferencia además, dado que entre medio hubo un hermano que falleció. Le cuentan a Isabel que la madre de Natalia falleció en el parto y fue una tía suya quien las crió. Natalia calla y se hace un silencio. Luego pasan a hablar de la mermelada que están comiendo, de la peluquería.
Recapitulando : Natalia, 16 años, habla de Gertru y su romance con Ángel. Mercedes y Julia, sus hermanas mayores. Julia tiene un romance por correspondencia con uno de Madrid que quiere casarse con ella. Isabel es amiga de Mercedes y Julia
Capítulo II
[Pablo Klein narra en primera persona] Llegué a Salamanca en septiembre, tras un largo y cansado viaje. El tren venía de San Sebastián. En esto he conocido a una chica de rosa que iba con su padre en mi departamento. Por las conversaciones que tuvo el padre con un amigo que se encontró al bajarse del tren en la avería supe más de la chica, que le gusta el baile y divertirse. La chica de rosa comenzó a hablar con una chica de vestido a rayas, que venía de Madrid y se quejaba de que había hecho el viaje con viejos. Finalmente trajeron otra máquina locomotora. Todos al tren. Llegamos al anochecer, vi como se despedían las dos chicas y que a la chica de rosa la esperaba su madre. Cogí un autobús pequeño, dije al chófer que quiere ir al Instituto de Enseñanza Media. El autobús inició el recorrido, estremeciéndose completamente. Eran fiestas en la ciudad, había luces por las calles. Una procesión. Eché un sueño y cuando desperté casi todos se habían bajado. El chófer me dio conversación, sin más. Llegamos al Instituto, un edificio triste y gris. Me bajé y entré al edificio. Una señora limpiando me avisó, cuando enfilé las escaleras, que no había nadie arriba, y que el bedel no estaba. Pregunté por la residencia. No había residencia, me contestó. Pregunté por el director, y me dijo que hacía cinco días que se había muerto. Me dio su dirección. No podía hacer nada más. Salí fuera y me quedé en el puente sobre las vías. Un barrio pobre y deprimente. Pensé que tenía buscarme una pensión.
Capítulo III
Durante el rato que hablaron, la chica de rosa, Goyita, se sintió inferior a la chica de Madrid al contar su verano en San Sebastián. Contaba sus fiestas en el hotel de lujo María Cristina, sus salidas en yate, mientras ella estaba en una humilde pensión y solo iba a la playa. Para salvar su verano, Goyita le contó que conoció a un mejicano en el Tenis, la última de las dos veces que fue allí, pero la chica de Madrid no le hizo mucho caso. Al subir al tren, se imaginó que el mejicano llegaría con un ramo de flores, pero no ocurrió nada de eso y se puso triste.
Al llegar a Salamanca, la primera cosa que hizo fue preguntarle a su madre si había vuelto Toñuca. Que sí, le respondió su madre, pero no le pudo contar nada más de ella. Salió a la calle, iluminada para las fiestas. Se encontró con un militar conocido y se fueron a pasear juntos. Le pregunta también a él por Toñuca, y este dice que estará en el Casino, con indiferencia. En casa, su hermano José María cuenta que unos franceses está en casa de Toñuca y que andará de aquí para allá con ellos. Cuenta cosas del campamento del que acaba de llegar: que si un vasco hizo una parodia sobre los militares. Goyita permanece indiferente. Llama a Toñuca pero no está en casa, dice la criada, Goyita dice que le digan que no llame, que se va a dormir. Al día siguiente llamó a la chica de Madrid para que conociera a sus maigas y fueron al Casino. Se sentaron con Mercedes, Isabel y otras chicas. La chica de Madrid le dice en privado que sus amigas son un poco viejas. Goyita se disgusta algo. Al día siguiente lleva a la amiga a la Catedral y al final se encuentran con Toñuca y sus amigos franceses. Todos hablan animadamente, menos Goyita que parece disgustada y que al final se va a casa, dejándolos a todos plantados. En cada, José María, su hermano, le pide que le presente a su nueva amiga, a cambio de una noticia bomba. Después de una pequeña discusión, que si me la presentas, que me cuentes lo que me tienes contar, finalmente su hermano le dice que Manolo Torre está en la ciudad. Goyita se queda perpleja, no se lo cree. Que sí, el hermano, que ha estado con él tomando unas cañas, que estaba con una chica. Goyita simula indiferencia. Manda a su hermano de su habitación, pero nerviosa por la noticias, finalmente llama al hotel en el que cree que está de Manolo Torre. Al contestar Manolo el teléfono, Goyita cuelga.
En ese momento antes de la llamada, Manolo estaba con un amigo, Ángel, aviador. Le ha enseñado a Manolo una foto de una chica de dieciséis años, para presentársela, tiene con ella planes incluso de casarse. Mientras Manolo va al teléfono y le espera para ir a los toros, Ángel sueña con la chica que aparece ante sí. En la foto, viene su nombre. Gertru. Manolo va al teléfono. Contesta. Le cuelgan. Es Goyita, claro.
Recapitulando: Pablo Klein en el tren, con Goyita y chica de rayas (=chica de Madrid). Toñuca, amiga en Salamanca de Goyita. Toñuca y chica de Madrid, al casino. Se encuentran con Mercedes, Isabel, ... Jose María, hermano de Goyita. Manolo Torre, conocido de Goyita, está en la ciudad. Manolo está con Ángel, este le enseña la foto de la chica que se ha ligado con 16 años, Gertru. Goyita comprueba por teléfono que Manolo ha llegado.
Capítulo IV
[Pablo Klein narra en primera persona] Muerto el director, el motivo del viaje se esfumó y sólo podía tener como aliciente visitar la ciudad donde crecí, casi como turista ahora. Le asaltan recuerdos de la infancia. Habían demolido ya el chalet donde vivían. Lleva ya tres días en la ciudad y decide ir a casa del difunto director del instituto, don Rafael. Cuando llega a la casa, se encuentra con un nutrido grupo de gente, sin duda para dar el pésame y esas cosas. En un momento en que la hija de don Rafael, Elvira, desconocida hasta entonces para Pablo Klein, despide a algunos de los presentes se cruza con la mirada de Pablo e inician una conversación. Elvira le reconoce de inmediato. Es el hombre que aparece al lado de su padre en una fotografía tomada en Suiza. Ella quiso acompañar a su padre en ese viaje a Suiza pero al final no pudo y tuvo que quedarse en la ciudad. En la ciudad y en esa casa en la que se ahoga, dice. No soporta las condolencias y pésames continuos. Pide perdón a Pablo por sus palabras y se echa a llorar. Una amiga la invita a ir a descansar, y a regañadientes se retira, no sin antes presentar su hermano Teo a Pablo. Se sienta con Teo, encajonado con él, entre un montón de gente. Comenta Teo que sabía de Pablo, pero que no abrió el último telegrama que envió porque su padre ya estaba moribundo. Pablo le comenta que le ofreció un puesto de profesor de alemán, pero que le daba igual, porque lo que buscaba era volver un tiempo a su ciudad. Teo dice que hablará con el nuevo director, Pablo no le quiere incomodar, la conversación es muy superficial, como la de la gente de alrededor. Teo le pregunta cosas, pero Pablo no puede quitarse de la cabeza a Elvira. Finalmente se despiden, Pablo quiere retirarse a la pensión. Le presentan a Emilio, que le acompaña. Inician una conversación interesante: Emilio dice que es un solitario y que nunca se aburre solo, alaba a Elvira y sus hermanos. Le habla de filosofía, quiere ser poeta, pero a la vez, cosa rara, prepara oposiciones a Notarías. Ven un grupo de niños jugando, y Emilio le pregunta si le gustan los niños; depende, dice Pablo. Emilio está citado con otros amigos, en el estudio de uno de ellos que es escultor. Le invita y Pablo le dice que otro día mejor. Se despiden y Pablo va a la consigna a retirar su equipaje.
Recapitulando: Pablo Klein en casa de don Rafael. Conoce a Elvira, su hija. Teo, hermano de Elvira. Pablo no se quita de la cabeza a Elvira. Klein y Emilio, estudiante, poeta, se conocen.
Capítulo V
Natalia, Gertru y el padre de esta salen de los toros, entre la multitud, a trompicones. Gertru propone a Natalia ir al Casino, Natalia se resiste, Gertru se ofrece incluso a pintarle los labios para la ocasión. Al final Natalia acepta. Van a casa de Gertru a merendar y salen para el Casino. Allí en la entrada las espera Ángel, el novio aviador de Gertru. Presenta a Natalia, mejor dicho Tali, como la llaman las amigas. Entran. Está abarrotado. Manolo Torre les está guardando la mesa. Ya conoce a Natalia por la foto. Dijo entonces a Ángel que era una chica 10, Ángel comenta ahora que su amigo es muy exigente con las mujeres, y este añade como cumplido que a Gertru le pondría un 9 largo. Se presentan. Natalia responde con timidez. Manolo intenta vencer su timidez de forma algo paternal, con la superioridad del que tiene experiencia en la vida.
En otra zona del casino, están Marisol y Toñuca. Ven a Manolo Torre, con Natalia. Para ellas, Manolo es el chico que le gusta a Goyita. Manolo también las observa. Gertru y Ángel salen a bailar. Manolo se queda solo en la mesa con Natalia, Natalia con actitud más bien esquiva, no quiere beber nada. La coge de la mano para sacarla a bailar. Natalia no quiere, no sabe bailar. Manolo, cansado, la deja sola. Fuera de lugar, Natalia empieza a marearse entre tanto bullicio y escribe una nota a Gertru diciendo que se va a casa. En el camino, pasa al lado de Manolo, que ya se ha acercado a Marisol, aunque no la conoce, y comienza a flirtear con ella. Marisol le sigue la corriente, está encantada. Al pasar Natalia, Marisol le advierte que es la chica que estaba sentada con él, pero Manolo dice que le dado calabazas. Natalia sale, respira el aire fresco aliviada. Al llegar al portal, le habla desde el balcón su hermana Julia. Salen a dar una vuelta. Natalia le propone subir a la torre de la catedral. Desde arriba, la vista es sobrecogedora. Julia empieza a llorar. Natalia le pregunta porqué. Le responde que papá no la deja ir a Madrid a estar con su novio Miguel. Y que su novio también está enfadado. Tiene 27 años y quiere casarse ya con él. Natalia intenta animarla y dice que debe pensar en Miguel, en su futuro.
Recapitulando: Natalia, la más joven y discreta de las hermanas, no quiere ir al Casino. Gertru le insiste. Manolo conoce a Natalia. Natalia pasa de él. Manolo se va con Marisol y Toñuca (amiga de Goyita). Natalia en casa, Julia llorando, porque papá no le deja ir a Madrid a ver a su novio por carta Miguel.
Capítulo VI
[Pablo Klein narra en primera persona] Pablo va a la pensión América, donde se aloja, solo para dormir. Pero una noche no tiene ganas de ir a cenar fuera y se acerca al comedor de la pensión. Aparentemente no hay nadie, pero enseguida ve a una chica sentada en un rincón, rubia, muy emperifollada. La chica lo saluda. Le pregunta si es nuevo y Pablo contesta que no. Aparece la mujer responsable de la pensión y le dice que la mesa donde está sentado está reservada. Tras un tira y afloja sobre si va a cenar todos los días o no, la chica le ofrece cenar en su mesa, y así se lo propone a la casera. Pablo observa su brazo, y reconoce el brazo y la mano que vió en la ventana contigua al asomarse hacia afuera desde su habitación. La chica le dice que no le había visto desde entonces, pero Pablo le dice que está en la habitación de al lado, pero que a ella no le había visto hasta esa misma noche. La chica cree que le está vacilando. Le pregunta si tiene novia. Pablo dice que no. A ella le encanta la seriedad de Pablo. Durante la cena le cuenta que se llama Rosa, de nombre artístico Rosemary, y que canta y anima en el Casino. Le habla de su pueblo, de recuerdos. Bebe sin parar y al final se marea. La gente de alrededor los mira. Lleva a Pablo a su habitación, a enseñarle fotos de su pueblo . Sigue mareada. Pablo le quita los zapatos y la acuesta con cuidado. La chica llora. Está emocionada con Pablo. Al final se duerme, y sin hacer ruido, sin llamar la atención, Pablo se va a su habitación.
Recapitulando: Pablo conoce a una cantante en la pensión, Rosa, aue trabaja en el casino.
Capítulo VII
Julia va a confesarse, con el cura habitual, Don Luis. Le confiesa desde el principio que tiene sueños y pensamientos eróticos, frecuentemente tras ir al cine, y relacionados con su novio Miguel, recreándose con imágenes de cuando estuvo con su novio en Santander y anduvieron solos por la costa. El cura la tranquiliza, dice que todo eso ya se lo perdonó. Pero Julia dice que su tentación persiste, y que ayer mismo le escribió una carta excitante, similar a las que le escribe él a ella. Pero dice que no ha mandado la carta y que la va a romper. Julia rompe a llorar, pero el cura la tranquiliza, dice que su alma es pura y le pregunta por la boda. Julia cree que será para primavera. El cura dice que no hay problema pero que no frecuente el cine. Julia dice que no hay problema, que esa tarde tiene intención de ir, pero que es para ver "Marcelino, pan y vino", una película inocente. Tras despedir al cura, reza un poco en la iglesia y sale al exterior. Rompe la carta que le ha escrito a Miguel. Y cuando llega al portal de su casa, para prepararse para ir al cine, se encuentra con la sorpresa de Miguel esperándola, que ha venido desde Madrid. Miguel está exultante de volverla a ver y quiere llevarla al rio. Pero Julia dice que ha quedado en ir al cine con un par de amigas y que las tiene que avisar. Le reprende que no se haya afeitado, y que venga vestido de cualquier manera. Miguel acepta finalmente que avise a las amigas. Cuando llegan al punto de encuentro, Julia presenta a Miguel a sus amigas, Isabel y Goyita, que le observan con curiosidad. Julia propone a Miguel ir al cine con las amigas, pero Miguel que ni hablar. No soporta a sus amigas. Pero no quiere discutir, la coge por los hombros para ir hacia el rio. Julia le pregunta si ha estado con su padre. Cuando se entera que ni le ha saludado, le reprende fuertemente. Miguel se defiende: no le apetecía. Miguel le pregunta a su vez si ha arreglado lo del permiso de su padre para ir a Madrid en invierno. No hay nada de eso, dice Julia. Y llorando dice que como quiere que su padre le deje ir a Madrid con la actitud que tiene. Miguel replica que tiene ya 27 años, para hacer con su vida lo que quiera. Julia, que no entiende nada, y menos aún la ojeriza que tiene hacia su familia. Miguel se pone serio, ha venido desde Madrid para encontrarse con esta situación. Se enfadan. Julia le explica, que debe tener un carácter más familiar, que no es posible que vena con buenos ojos que se case con él cuando ni siquiera les saluda. Miguel dice que es un tema que le aburre. Que no quiere discutir más. Y llegados al rio, quiere bajar con ella a un rincón escondido. Julia no quiere pero al final baja con él. La besa, finalmente.
Recapitulando: Julia se confiesa al cura por pensamientos eróticos. Miguel aparece por sorpresa. Julia presenta a Miguel a Isabel y Goyita, sus amigas. Miguel pasa de sus amigas, Julia se enfada, ya que ni siquiera ha ido a saludar a su padre. Miguel la lleva al río. La besa.
Capítulo VIII
[Pablo Klein narra en primera persona] Pablo recibe una carta de Elvira, la hija de don Rafael, el director del instituto fallecido. En ella habla sobre sí misma, dice que es impulsiva, que estuvo muy nerviosa el día que se conocieron en el velatorio, y que tras conocerle supo desde el principio que algo espacial había entre ellos. Pablo no sabe que hacer y al final llama por teléfono a su casa. Coge Teo, el hermano de Elvira. No se atreve a preguntar por Elvira y pregunta por el trabajo de profesor. Teo le dice que el nuevo director está dispuesto a ofrecerle el trabajo. Pablo da las gracias y da recuerdo para su hermana. Finalmente, cree que lo mejor es que actúe como si la carta se hubiese perdido, de hecho piensa que incluso Elvira se ha arrepentido de haberla escrito. Un día, más adelante, va al instituto a hablar con el director. El director le comenta como serán sus clases: serán clases de chicas. Pablo dice que solo se quedaría hasta primavera, aunque el director le anima a seguir. De vuelta a casa le cuenta lo del trabajo a Rosa, y Rosa se extraña, le toma por loco, por no haber preguntado cuánto le van a pagar. Rosa le invita a ir al Casino y al final se decide. Llega solo, siente la mirada de las chicas, en grupos. Al final se encuentra con Rosa, que le presenta a algunos amigos, entre ellos Emilio, el aspirante a poeta que conoció en casa de Elvira. Emilio propone ir a un bar hasta la madrugada. Sus amigos lanzan irónicamente que Pablo ya tiene entretenimiento con Rosa. Pablo contesta secamente. Otro, que es militar, propone ligar con las chicas. Van a donde están ellas, y se encuentran con Goyita. Pablo y Goyita se conocen de cuando vinieron en el tren, pero apenas se dicen unas fórmulas de cortesía. Emilio le habla de Elvira, dice que está enamorado de ella y que ella lo sabe. Emilio se sorprende de que ella no le haya comentado nada. Se acercan dos chicas, para bailar. La que le toca a Pablo es coja. Bailando con ella, Rosa se inclina y le dice que quiere quedar con él en el bar. La chica coja se ofende por ser segundona en sus elecciones y menosprecia a Rosa. Y le deja plantado. Pablo no entiende la reacción. Se dirige donde Emilio. Emilio propone ir con su pareja de baile, Goyita con el militar y el mismo Pablo al bar de madrugada. Pablo propone ir con Rosa. Goyita no acepta que venga Rosa, no se mezcla con ese tipo de gente, dice. Pablo decide irse, enfadado. Emilio le intenta retener, en balde. Le asegura que ya volverá otro día al Casino. Y volvió, más de una vez, pero no vio más a Emilio. Iba por Rosa, de la que se había convertido un gran amigo. Iban luego juntos a casa, cogidos del brazo, pero como amigos. Los dos, algo errantes en la vida, como dice Rosa. Salen un día en barca, está guapísima a los ojos de Pablo. Pero Rosa tiene que irse de la ciudad. La lleva a ver el instituto, que le parece feísimo a ella. Van a la plaza Mayor, toman café. Van a la pensión. Rosa le ha dicho a la casera que le deje su habitación. Tienen una conversación sincera, triste y emotiva. Rosa le pide que la bese. Y Pablo la besa.
Recapitulando: Pablo recibe carta de Elvira, la llama a casa, pero no está. O sea, medio enamorados. Teo, hermano de Elvira, dice que le dan trabajo en el instituto para enseñar a chicas. Rosa, la cantante del casino, y Pablo, al casino. Se encuentra con Emilio, el poeta. Ve a Goyita, la conoce del tren, pero si más. Emilio dice a Pablo que está enamorado de Elvira y que son pareja. Emilio, Goyita, Pablo, con su parejas de baile, a un bar, como propuesta. Goyita desprecia a Rosa y no quiere ir. Pablo se va enfadado. Pasan días: relación estrecha entre Pablo y Rosa. Rosa se tiene que ir. Despedida en la noche: Pablo la besa.
Capítulo IX
Julia escribe una carta a Miguel pidiéndole perdón. Miguel por lo visto le propuso vivir en Madrid en una buhardilla y a ella no le pareció adecuado. Que cómo es que estuvo un día solo en Salamanca. Qué por qué se fue enfadado tan de sopetón. Que le perdone por lo del río. Que por favor le escriba, que está muy triste. Que le quiere mucho. Julia llora escribiendo la carta. No echa la carta enseguida. Está nerviosa, no puede concentrarse en nada. Se tumba en la cama y se excita sexualmente pensando en Miguel.
A la tarde sale con Mercedes, su hermana, Isabel, su amiga. Van a casa de Elvira. En el camino entran en una cafetería. Julia echa la carta en Correos. Su hermana e Isabel le reprenden por ser tan boba, ¿es que no ve claro que le tiene que dejar? Julia se enfada, dice que lo le conviene a ella, ella lo sabe. Se va llorando de la cafetería. Mercedes e Isabel suben a casa de Elvira y cuentan lo ocurrido a Elvira y sus amigas. Como es posible ser tan tonta, y eso que hay un chico, Federico, muy majo, que la anda cortejando. Otras opinan que Miguel es más guapo. Elvira está ajena al tema, aparte. Está pálida. Proponen maquillarla. Las chicas van a ir al cine, pero Elvira se queda en casa, todavía está de luto por su padre.
Las chicas se ponen a hablar de lo suyo, esto es, de los chicos. Que si las nuevas, sobre todo Marisol, la amiga de Goyita (la chica de Madrid que vino con ella en el tren), van a saco a por ellos y que no hay nada que hacer. Arremetan contra Goyita por haberla metido en el grupo. Goyita se enfada con sus amigas, dice que Marisol no es su amiga. Cotillean sobre Pablo, que está de muerte (esto es, muy bueno), pero que sale con la animadora del casino (esto es, Rosa), mujer que a ellas les parece vulgar e inadecuada para él. Elvira se queda pensativa. Sus amigas la interrogan sobre Pablo, no sabe gran cosa dice. Las amigas dicen que suelte, que ya sabel que va detrás de él. Entran al cine, atropelladamente. Peli de piratas. Ven el nodo, sobre Santander. Julia recuerda el verano de hace tres años en Santander, con Miguel. Las cosas tan atrevidas que le decía. Goyita y Julia acuerdan salir del cine juntas, no quieren saber nada con las otras. Están dolidas con ellas. Marisol a la salida se despide de todas, se va para Madrid al día siguiente. Espera que Goyita vaya al Casino para despedirse. Goyita, que ya verá. Goyita también esta dolida con Toñuca. Goyita siente que el verano se desmorona, para llegar el aburrido invierno. Van hacia casa Goyita y Julia. Se encuentran con Luis Colina, un militar que quiere ligar con Goyita. Que pelma. Se pega a ellas. Julia que se va a casa, Goyita que te acompaño, para no quedarse a solas con el militar. Finalmente se despiden las dos amigas. Julia está melancólica, sigue pensando en Miguel, añora los momentos vividos con él.
Recapitulando: Julia escribe a Miguel pidiéndole perdón y rogándole que le escriba. Vam todas las amigas y hermanas, Julia, Isabel, Mercedes, Toñuca, Goyita, ... al cine. Hablan de chicos. Pablo que bueno está. Elvira niega toda relación con él. Critican a Rosa y a Marisol. Goyita se enfada con Toñuca y no quiere saber nada de Marisol. Va a casa juntas Goyita y Julia. Se les pega en el camino un baboso, que quiere ligar con Goyita. Julia llega a casa.
Capítulo X
Elvira llega a su casa. Su madre tiene una visita, todavía más pésames. Entra al despacho de su padre. Todo está cerrado, así lo quiere su madre. La casa también de luto. Sale al balcón y respira profundamente. Contempla el panorama y la transporta a la niñez cundo jugaban en aquellas calles, donde estaban unas casas a las que no debía acercarse. Luego supo que era el barrio chino, sin saber muy bien que quería decir. La trae de vuelta al presente Emilio, un amigo de toda la vida, que busca a su hermano Teo. Elvira se compadece de sí misma ante él, que vida más triste. Pero está contenta de que haya venido. Emilio le dice que deberían entrar, por el luto. Elvira se queja, no se puede vivir así, con tantas restricciones. Le reprende por estar tan rato, por no tener la confianza que se habían prometido un año anterior. Y eso que le quiere tanto, que son amigos de toda la vida. Emilio le dice que también la quiere. Y quiere saber si se puede decir que son novios. Elvira no quiere oir esa palabra. Nos casaremos?, Emilio. Ya lo pensaremos, Elvira. No vengas por una temporada, prefiero que me escribas, dice. Emilio la besa fugazmente y se va. Elvira observa los libros de su padre, vuelve a salir al blacón a contemplar la calle. Teo llega y le dice que salga del despacho de papá, que le dará pena. Cenando, le dice que Pablo ha aceptado el trabajo. Elvira le dice a su hermano que le invite a casa. Teo, en cambio no le ve con buenos ojos, dice que parece poco serio, como si el puesto de trabajo no le interesara en absoluto. Elvira dice que papá le apreciaba, como a su padre, que era pintor. La madre de Elvira recuerda como Pablo siendo niño iba siempre con su padre, nada se sabía de la madre, llevaban una vida algo excéntrica. Dice que su marido, el padre de Elvira, le apreciaba muchísimo, que le consideraba un pintor muy bueno, aunque también es verdad que nunca hablaba mal de nadie. La madre empieza a llorar y Elvira se retira. La madre termina diciendo que sí, que habría que traerle a casa, que eso querría su marido.
Recapitulando: Elvira en su casa. Agobiada por el luto, sale al balcón. La calle le recuerda su niñez. Emilio llega, su amigo de toda la vida, su novio. Discuten un poco por el luto. Finalmente Emlio le pregunta si son novios, si se casarán. Ya veremos, Elvira. Otra vez al balcón. Llega Teo. En la cena, hablan de Pablo. A Elvira le gustaría invitarlo, Teo no quiere, no parece serio en relación al trabajo que se le ha ofrecido. La madre de Elvira conoció a su padre, pintor, y a Pablo, de pequeño. Era excéntrico, pero el padre de Elvira le apreciaba. Por eso, llorando, dice que deberían invitar a Pablo.
Capítulo XI
[Pablo Klein narra en primera persona] Cuando Rosa se fue de la ciudad volvía al casino más que nada a pasar el rato. Sin mayor interés, me junté con Emilio, su amigo Federico, y otros amigos suyos. Había una biblioteca del casino y tomé prestados algunos libros. También iba a una cafetería donde tocaban músicos en un ambiente de languidez, pero a la vez agradable. Los amigos de Emilio me vieron por allí y me empezaron a decir desde fuera por señales que me fuera con ellos. Una vez me dijeron que fuéramos al Grand Hotel, donde había un tal Yoni, hijo del dueño, que tenía un estudio de cerámica y escultura donde trabajaba y hacía reuniones con música y bebidas. Era un guaperas que había estado en Nueva York y París. Estaba decorado de forma extravagante, con imágenes de mujeres desnudas. Hablaba mucho Yoni. Yo no le caí muy bien. Mis conocidos le dijeron que yo parecía tímido, pero que fuese cuando quisiese.
Yo estaba extrañado de que Yoni gastara tanto dinero en fiestas, como podía ganar tanto dinero de artista. Me dijeron que su padre le pagaba todo, aunque el tal Yoni hablaba mal de él. Tenía una hermana que se llamaba Teresa que le llevaba comida y vivía al lado del estudio. Era separada, vivía cómodamente gracias al dinero que le mandaba el marido. Por lo visto, era lesbiana.
Yoni conocía a Elvira y la tenía por amiga. Yo no podía olvidarla. El caso es que un esplendoroso día que fui por el río la vi, tumbada cerca de la orilla. Me acerqué a ella y me saludó. Le dije que se tumbara otra vez, había sitio para los dos. No sabía que decirle, la hubiese abrazado. Fue entonces cuando vi que lloraba. Me sentí incómodo y quise irme, pero me dijo que me quedase, que solo estaba deprimida, que le gustaría irse lejos. Tenía un libro de Juan Ramón Jimenez al lado, que si me gustaba y me leyó un poema que le gustaba y al hilo del poema se puso halabar de la vida y del ser humano. De lo que nos gustaría vivir y hacer y de nuestras limitaciones. Pensaba que yo me reía de esos pensamientos. Le dije que no había que pensar tanto. Me pidió perdón por la carta que me escribió, que estaba en un momento de crisis. No había nada por lo que pedir perdón, le dije. Me dijo que era tonta, porque se complicaba la vida en vano. Yo solo escuchaba. Me pidió que dijese algo, que hablara. Que eramos amigos. Estaba nerviosa y se levantó para irse. Le dije que se quedase pero salió corriendo. Me quedé un rato y me fui luego a beber a algunas tabernas.
Al día siguiente la llamé para pedirle excusas por mi actitud la víspera y que quería estar con ella. Quedamos en su casa, su madre y hermano no estarían. Fuimos a su cuarto y bebimos té. Que tenía razón cuando el día anterior le dije que no diera tantas vueltas a las cosas. Me confesó que gustaba a los chicos por ser diferente, sensible y amante de la lectura, pero que yo era diferente, que no sentía esa admiración por ella. Le dije que en realidad no la conocía, pero que creía que debería de pensar tanto en ella, de creerse el centro del mundo, que de ese modo no llegaría a pintar bien (yo sabía que le gustaba pintar). Dijo que Van Gogh también era un pintor encerrado en sí mismo y que era fantástico, que se cortó una oreja. Que sabía que mi padre había sido piuntor. Que tiene que ver lo de la oreja o mi padre, le dije. Se enfadó, que por qué quería estar entonces con ella. Porque me gustaba, le dije claramente. Me iba a enseñar sus cuadros, pero luego qu no, que eran malos, que solía sentir angustia, que era horrible para ella el paso del tiempo, que esa tarde que estábamos juntos pasaría y no nos acordaríamos.
La cogí de las manos. Por qué, preguntó, azorada, por qué me gustaba. La besé. Nos besamos, hasta no poder respirar. Sintió un ruido. Había venido una amiga. Dije que me iría. Dijo que no quería que pasara lo del beso, yo dije que me parecía que ella lo deseaba, ella dijo que era un grosero, que eso era mentira. Que no contara nada a nadie, aunque tampoco tenía miedo de eso. Que era odioso. Le dije que no se lo contaría a nadie. Me fui. Ya fuera decidí no volver a verla más. Me encontré en la calle con Emilio. Me invitó a su casa, a leer sus escritos. Quería vivir, aunque era difícil, de la literatura. Me preguntó si sabía que Elvira y él eran novios. No, dije. Que no contara nada a nadie, ni a Teo. Que visitara a Teo y a Elvira, que su madre me apreciaba mucho desde pequeño. Ya veremos, dije. Me fui. Al día siguiente, comenzaba el curso.
Recapitulando: Sin duda, el capítulo más interesante hasta el momento. Emilio presenta al personaje de Yoni, un artista bohemio niño de papá. Lo más importante: el encuentro con Elvira en el río, primero, y luego en su casa, y la conversación que desarrollan, donde se manifiesta el carácter complejo de Elvira, inestable y egoísta, que Pablo Klein no entiende. Aún así, atraído por ella, en el encuentro en casa se besan apasionadamente, pero luego ella, sorprendentemente, no lo acepta. Klein decide olvidarla.
SEGUNDA PARTE
Capítulo XII
Gertru llora desconsolada ante la reprimenda de su novio Ángel por haberle mandado en un paquete un bocata de tortilla, que ha recibido delante de sus amigos, como si fuese un muerto de hambre. Gertru, que lo había hecho con buena intención. Ángel, que deje de llorar. Los amigos, al lado, en el salón del Grand Hotel, los miran perplejos. Son Federico, Ernesto y Luis Colina. Piensan que discuten por lo de anoche, cuando Ángel se emborrachó con ellos. Pasan a hablar de chicas de forma algo grosera, que si esta, que si aquella, que buena está. Gertru y Ángel siguen. Ángel que si va a recibir así a su madre que viene mañana. Venga, que ya estamos como casados. Gertru sonríe entre lágrimas. Se levantan los amigos, que se van ya, con Yoni. Y vosotros?, preguntan. No saben bien Ángel y Gertru, que si sí, que si no. Los amigos suben donde Yoni. Ha conseguido nuevos discos de música moderna francesa. Los recién llegados quieren ponerlos. Yoni farda de que una francesa que se va de la ciudad anda detrás de él, y se hace el interesante, que la tiene ya muy vista y no le gusta tanto. Los discos, junto con revistas y tabaco, se los ha mandado un amigo americano. Comienzan a escuchar los discos. Llega Colette, la francesa. Teresa, la hermana de Yoni, con amigas, van entrando con comida. Le pide a Yoni que quite sus trabajos de arte del medio. Colette se apoya cariñosamente en Yoni. Teresa está super sensual con un escote. Manlo Torre no le quita ojo. Gertru y Ángel llegan. A Gertru no la conoce casi nadie. Manolo sí, y dice que ya ha venido la aguafiestas. Yoni se ofrece a enseñarle la cocina, para tener una idea para cuando se case. Federico tambiés está. Que si va a haber baile con chicas. Van a venir, por lo visto, Isabel y Toñuca también. Federico llama a Julia para que venga también. Julia dice que irá, pero con Mercedes. Su tía Concha oye la conversación y les dice que no les deja ir al hotel. Mercedes la convenció diciéndole que de ese modo Julia se iría olvidando de Miguel, con el que había dejado de escribirse. Además Federico, que va detrás de Julia, es un chico majo; bueno, igual bebe un poco, pero es educado, no com Miguel que nadie le conoce. Tía Concha acepta a regañadientes, demasiada gente joven junta sin adultos de por medio dice, y que no se entere su padre. Y además a las 10 de vuelta. Julia no puede creer como ha podido convencer a tía Concha. Se preparan. Natalia anda por ahí. Cuando llegan, hay una gran barullo en casa de Yoni, botellas, música. Julia se arrepiente de haber ido. Se encuentran con Gertru. Julia la felicita por su boda. Gertru le explica que va a venir su suegra para hacer ya los preparativos. Le pregunta a Julia por Natalia. Ha estado enferma, pero está mejor, dice Julia. Teresa se lleva a Gertru a enseñarle su ropa. Mercedes le cuenta a Federico los avatares de Julia con Miguel, que no le escribe, aunque su hermana le diga que sí, que es tonta. Julia no se acerca a ellos, Mercedes piensa que es por orgullo y hacerles rabiar. Mercedes observa asombrada y algo escandalizada en una literas caras y cuerpos de hombre y mujeres moviéndose en la semioscuridad. Federico dice que no pasa nada, que el estudo de Yoni es el único donde uno se lo puede pasar bien. Federico sirve a Mercedes un poco de coña, aunque esta se resiste. Isabel pasa y con ironía dice si le está quitando el novio a Julia. Yoni y Colette paran de bailar. Ángel, aprovechando que Colette no sabe bien español, le dice a Colette que está como para comérsela, aunque Colette no entiende. Aburrido de la música francesa, Manolo pide a Estrella que anime a su marido Ramón a que cante unas bulerías. El susodicho Ramón no quiere. Vuelven al grupo Gertru y Teresa. Julia se ha quedado apartada. Se le acerca Luis Colina que la invita a barilar y acepta, algo desganada. Balando, Luis Colina dice que le gusta Goyita, que es amiga también de Julia, y que no sabe que hacer para atraerla. Son raras las mujeres, dice. Julia está aburida. Mercedes, algo aturdida por el alcohol, baila con Federico, que la aprieta contra sí. Manolo Torre los observa con curiosidad y se lo comenta a Yoni, el Federico, qué ligón. Pero comentan que Mercedes y sus hermanas son muy estrechas, les das un beso y hay que casarse con ellas. Mientras, en el estudio el lío y el desorden son mnifiestos, botellas, cigarros, bailoteo. Incluso Ramón ha empezado a cantar bulerías. Pablo Klein ha llegado y habla con Gertru, que no le conocía. Julia quiere irse y le pregunta a Gertru donde está Mercedes, para irse con ella. Gertru se molesta por haberle cortado la conversación con Pablo. Y es que Mercedes está con Federico en la terraza, Mercedes ha bebido y Federico le quiere servir otra copa. No, Mercedes quiere volver al salón, pero Federico dice que están bien ahí, juntitos. Mercedes golpea las ventanas, les han cerrado por dentro. Federico está borracho. Mercedes, agobiada.
Dentro, Gertru y Ángel quieren irse ya. Ya fuera, Ángel le pregunta si está enfadada por haber estado separados durante la velada. Ängel se excusa diciendo que eso es lo moderno ahora, no estar todo el rato juntos. Le pregunta por Pablo, no le conoce. Ella dice que es profesor en el instituto, y que han hablado de que Gertru debería acabar el bachillerato. Ángel dice que para qué, que lo que tiene que saber es como ser una buena ama de casa, que ya lo han discutido muchas veces, que no sea testaruda. Gertru, enfadada. Ángel para quitar hierro al asunto le pregunta por la cocina que ha visto en casa de teresa. Preciosa, dice Gertru, pero no podemos permitirnos una así. Ángel, que sí, que su madre la va a pagar. Se despiden. De vuelta, Ángel se encuentra con Mercedes y Julia, también de vuelta a casa. Van discutiendo, Julia está harta de que la quieran liar con Federico; quédate tú, dice Julia, con ese borracho. Mercedes dice que es una histérica que no sabe lo que quiere, y le avisa que no diga nada a la tía sobre como se ha quedado encerrada en la terraza. Llama mala a su hermana, entre sollozos, después de que el sereno les ha abierto la puerta y van subiendo las escaleras. Julia se arrepiente algo de sus palabras. Les abre la puerta la criada Candela, que entrega a Julia una carta. No la lee de momento.
En casa ya habían cenado, llegan tarde y su padre las reprende con dureza, diciendo lo que no debe hacer una chica decente. Mercedes mira a Julia con rencor pero le da igual, Miguel le ha enviado una carta y es todo lo que necesita. Se arrepiente de haber tratado a su hermana así y en la habitación que comparten, ya para dormir, le pide perdón. Dice que ha andado nerviosa unos días. Mercedes solloza en su cama. Natalia oye a sus hermanas desde el otro lado del tabique en su habitación.
Recapitulando: Guateque en el estudio de Yoni. Se juntan todos lo amigos. Mercedes con Julia (al final su tía las ha dejado ir), Gertru y su novio Ángel. Buscan libertad. Se desmadran al final. Pero el peso del entorno, de la cultura dominante es muy fuerte: los chicos no persiguen más que ligar, hace comentarios obscenos sobre chicas. La fiesta acaba mal: Mercedes y Julia enfadadas por Federico y con reprimenda en cada por parte del padre por haber asistido a la fiesta, Ángel y Gertru también enfadados, porque quiere acabar los estudios mientras Ángel pretende que sea solo una buena ama de casa.
Capitulo XIII
[Natalia (Tali) narra en primera persona] Es el primer día que voy al Instituto este curso. Es octubre ya, hasta ahora he estado enferma. No me dejaban venir en casa, pero al final me han dejado con la condición de que viniese en taxi. Mis amigas me reiben con alegría, cuánto he crecido. Que si Gertru no viene; se va a casar, cuento, con un aviador. Me junto con Alicia a la tarde, a ultima hora. Me pasa apuntes, después voy con ella a la iglesia, a rezar. Después rezar veo que llora, sé que Alicia tiene problemas con su madrastra, pero no tengo suficiente confianza con ella para preguntarle. Llego a casa, estoy mojada.
Es el día de Todos los Santos y hemos ido al cementerio en el taxi de Enrique, que me trata ya de señorita, aunque en privado siempre me ha tuteado. Algo le habrá dicho alguien de mi familia. Es el típico ambiente de ese día, mucha gente con flores y adecentando las tumbas. Visitamos las tumbas de nuestros seres queridos, y en especial la de mamá. Limpiamos los floreros, ponemos flores, observo su foto en un óvalo. Yo no la conocí. Mis hermanas lloran. Partimos, en el camino de vuelta mis hermanas se paran con un chico y una chica de luto, miro la tumba ante la que están, es el antiguo director del Instituto, don Rafael. La chica me habla: no la conocía, tiene ojos muy bonitos, me reconoce como la hermana pequeña de mi familia, la que va todavía al instituto. Me dice que me dará libros. Me invita a su casa, cuando quiera que vaya. De vuelta, mis hermanas me dicen que se llama Elvira.
Un día, después de clase de alemán, vuelvo con Alicia, que vive cerca de casa. No habla mucho, pero lo prefiero así. Mis otras amigas hablan demasiado y se ríen por tonterías. Ibamos andando y hablando sobre el profesor de alemán, que si parece triste y que es simpático, cuando de pronto él mismo se pone a nuestro lado y nos acompaña. Se pone del lado de Alicia, menos mal, qué vergüenza. No me atrevía ni a mirarle. Nos cuenta que prefiere las clases con pocas alumnas, como la nuestra. Le extraña el poco interés de nuestras compañeras y la falta de asistencia poniendo la excusa de que están enfermas, aunque él no cuenta las faltas y piensa aprobar a todo el mundo, ya lo ha dicho en clase, no obligará a nadie a aprender. Alicia, que le habla serenamente, no como yo, que voy nerviosísima, dice que yo sí que he estado enferma de verdad. El profesor me lo agradece, yo estoy ridícula, con un bocata en las manos, no sé que hacer, sigo comiendo o qué. Lo meto en la maleta y el cuaderno se llena de grasa.
De pronto, me encuentro sola con él, y es que Alicia ya ha llegado a su casa. Voy nerviosa, quiero llegar a casa cuanto antes. Nos paramos ante una librería, entremos porque él quiere comprar una revistas en alemán para las clases. Ya dentro me pregunta qué carrera iba a estudiar después del insti, y no le sé responder. Depende de lo que diga mi padre, digo, y que se queda perplejo. Le digo que mis hermanas no han estudiado ninguna carrera, que a mi padre no le gustan los estudios. Le digo que de estudiar algo, me gustaría biología, pero que tendría que ir a Madrid. No entiende la actitud de mi padre. Me preguntaba una y otra vez, pero no sabía responderle apropiadamente, no se explicarle. Llegamos al portal de casa y me invita a un café para que le explique bien eso de mi padre. Pero le digo que no, es tarde, pongo como excusa.
Que excusa más idiota. En el portal, siento que tenía que haber dicho sí, de lo maravilloso que habría sido hablar con él. Si bajo, igual todavía lo encuentro y puedo estar con él. Pero oigo a la tía Concha bajar. Salgo fuera. Me ve sofocada y me pregunta adonde voy. A buscar unos apuntes de una amiga. No sé si se lo ha creido, me hace muchas preguntas. Me voy para disimular por una calle de al lado, espero un poco, vuelvo, no esta mi tía pero tampoco encuentro al profesor (que no es otro que Pablo Klein), voy azorada buscándole por los alrededores, incluso unos soldados se ríen por mi actitud. Finalmente, me resigno.
Doy una vuelta por el río y paso por casa de Alicia, una casa humilde. Ella sí que ha hablado serena y segura con el profesor. Entro al portal y preguntó a una mujer por Alicia. La mujer me lleva como a un bajo que es un salón de peluquería. Me pasa al fondo, es la alcoba de Alicia. Se oye el ruido de secadores, es molesto. Estaba haciendo un problema de mate, fácil, pero a ella no le salía. No era muy lista, ni sacaba notas altas. Yo ya lo había hecho. No se extrañó de verme. Le pregunto qué carrera iba a hacer. No va a estudiar nada, acabar el bachillerato y ya está, estudiar es muy caro, está fuera de sus posibilidades. Haría oposición a Correos o Renfe. Me parece muy madura y adulta, mucho más que yo. Entra la mujer que me ha hecho entrar, de forma abrupta y descarada, y dice que cuando termine conmigo, que vaya. Me despido diciéndole que cuando quiera que vaya a casa a hacer los problemas conmigo. No le he dicho nada del profesor.
Recapitulando: Natalia va al instituto después de estar enferma y se encuentra con sus amigas. En el día de Todos los santos, va al cementerio con sus hermanas y conoce a Elvira, que la invita a casa. En el insti, traba amistad sobre todo con Alicia. Un día, las dos, de vuelta a casa, se encuentran con el profesor de alemán, Pablo Klein. Cuando Natalia se queda sola con Pablo, Pablo se extraña de que no vaya a estudiar una carrera, y más aún que sea por lo que piensa su padre de los estudios. Se despide de él, aunque él la ha invitado a café. Se arrepiente y le busca, pero ya no le encuentra. Va a casa de Alicia, que considera más segura y adulta que ella, y le pregunta sobre el asunto de la carrera. Alicia dice que ella no va estudiar ninguna carrera, no se lo puede permitir.
Aquí tienes un esquema en pdf que se irá completando con los personajes y sus relaciones. Las líneas representan de momento relaciones sentimentales (o eróticas).
Capítulo XIV
Las amigas de Elvira le preguntan sobre las oposiciones a notario que prepara su hermano. No va a ir a prepararlas a Madrid porque se siente capaz de sacarlas con éxito por su cuenta. Las amigas fantasean con casarse con un notario, sobre todo por el dinero que ganan. De hecho, sueñan con que el mismo Teo las elija como novia. Pero Teo es bastante inaccesible, es muy serio y nunca ha ido al Casino. A Elvira no le agrada mucho esa conversación, de hecho le desagradan las visitas de sus amigas. Prefiere estar sola, oyendo como estudia su hermano en voz alta, en su habitación.
Un día, estando en casa con Teo Emilio, que también prepara las oposiciones para notario, este entra en la habitación de Elvira. Elvira se asusta y escandaliza. Emilio le dice que no puede más, que siente deseos irrefrenables hacia ella, de estar con ella, que no puede seguir fingiendo ante los demás sus sentimientos. Elvira, enfadada, le recuerda que hicieron ese trato, nada de nada hasta sacar la oposición. Emilio replica que no tiene fuerzas para sacar la oposición, no entiende que Elvira esté tan tranquila sin él. Elvira contesta que no tiene ningñun problema, a ella le basta con saber que la quiere, no necesita su presencia constante. Emilio le propone casarse e irse a vivir a casa de sus padres y preparar allí la oposición. Ya veremos, dice Elvira. La verdad es que Elvira está distanciándose de él. Emilio comenta a Pablo la situación, sus dudas respecto a los sentimientos de ella hacia él. Pide a Pablo que actúe de intermediario para conocer los verdaderos sentimientos de ella. Pablo no entiende muy bien la situación y le recomienda que deje pasar el tiempo. Emilio deja de mandar tantas cartas a Elvira y los domingos por ejemplo, prefiere ir al cine con Pablo. Emilio llega a tener un gran aprecio por Pablo, tienen la misma edad, los mismos recuerdos de la infancia. Pablo le anima a escribir poesía, su afición. Con el tiempo y siguiendo el consejo de Pablo de no escribir tanto a Elvira, empieza a sentirse mejor, más libre. Le salían ahora cartas más breves, que a veces pasaba a máquina y convertía en poesía para no desaprovecharlas. Ya no le entregaba las cartas a escondidas en mano, sino que las dejaba en el tiesto de la entrada. Sigue yendo a casa de Teo para estudiar, pero ahora aprovecha mejor el tiempo, no está pendiente de Elvira. La madre de Elvira y Teo suele estar en casa, con amigas, y les tiene que comentar ante su curiosidad que Elvira y Emilio son solo amigos, desde pequeños. La madre insiste a Elvira a que enseñe sus cuadros, pero Elvira se resiste con excusas. Un día se presenta Pablo para sorpresa de todos, con Emilio en casa. Despues de los saludos y comentarios de rigor, la madre de Evira habla del padre de pablo. Comenta que era artista, como Elvira. La madre vuelve a pedir que le enseñe alguno de sus cuadros a Pablo y Elvira se vuelve a resistir. Despues de recoger las tazas de la merienda, va a su habitación y se pone a llorar, se compadece de si misma por ser tan estúpida. Ahora si desearía que viniese Emilio a decirle que la ama, pero no aparece. Teo la llama para que se despida de Pablo. Sale, pero todos la ignoran. Emilio y Teo se van con Pablo a dar una vuelta. Cuando se va Pablo, Elvira comunica a su madre que se va a casar con Emilio, enseguida además, sin esperar a la oposición. La madre recibe la noticia con cierta sorpresa. Vuelven a casa Teo y Emilio. Teo habla maravillas de Pablo, que inteligente, que sencillo. A la madre le parece fatuo, en cambio. Elvira le pregunta a Emilio cómo es que conoce tanto a Emilio, y le comunica a la vez que se va a casar con él y le llama a un apartado. Teo pide a Emilio, que está con Elvira en actitud cariñosa, que vayan a estudiar. Acepta, y al rato va con ellos Elvira, que no puede dormir. Se tiende en el diván, Teo la arropa.
Capítulo XV
[Pablo Klein narra en primera persona] Hacía un frío enorme en Salamanca en noviembre, pero que a mi me resultaba agradable. En mi clase de baldosas además no ponían la calefacción por falta de presupuesto, pero en otras zonas del edificio donde estaban los jesuitas sí que había calefacción. Tenía pocas alumnas, me las encontraba fuera de clase, en los pasillos, riendo y cuhichenado entre ella, y también a los seminaristas, con sotana. El director me comentó que los jesuitas recuperaban cada vez más espacio y que les estaban arrinconando. Para que no se encontrasen las chicas con los seminaristas en las escaleras, se hacía tocar un gong que avisaba de la presencia de uno u otros grupo. A mi todo el edificio me parecía un enorme cuartel, con los curas cazurros. Las chicas a veces me las llevaba con buen tiempo fuera y les explicaba los nombres de las cosas que se veían en alemán. Eran muy risueñas, incluso cuando les preguntaba por la marcha de la clase, si se encontraban a gusto, se reían no sabía por qué. Entre ellas, Alicia y Natalia no faltaban nunca a clase, ni a los paseos. Alicia me decían que las llamaban pelotas por eso. Natalia eera una chica de buena familia, la alumna más aplicada, de matrícula. Era raro que por su posición social no fuese a un colegio de monjas y estuviese con las chicas de clase más baja en el instituto, según me contó Alicia. Con Natalia ya hablé un día, cuando me contó que su padre no le dejaba estudiar una carrera. Un día que fuimos hasta el río helado para practicar alemán, Natalia se puso a mi lado y nos pusimos a hablar. Le pregunté por la carrera, me dijo que no sabía, que no es que su padre no la dejara, sino que ella suponía que no la iba a dejar. Le dije que tenía que saberlo, que era buena estudiante. Las demás chicas aceleraron el paso y Natalia intentó que no se alejaran, pero terminaron marchándose. Pasamos por el barrio de la catedral, donde había tiendas humildes y pintorescas, y por la catedral, donde ella miró hacia arriba porque le gustaba sentir el vértigo. La invité a un cafe. Aceptó de buena gana. Pidió vino y se rió al pensar como reaccionaría su padre si la viera. Le dije que quería conocer a su padre, para hablarle de los estudios. Me respondió que menudo se pondría su padre al hablar de ese tema, y más aún si supiera que estaba con él tomando un café, controlando como controlaba incluso a sus hermanas mayores. Le comenté que por qué le mandaba entonces al instituto y no a un colegio de monjas, y me dijo que su padre antes no era así y que por eso está allí estudiando. Me contó de forma inocente y alegre como su padre había hecho dinero con las minas de wolframio, que antes vivía con él en el campo y sus hermanas en la ciudad con su tía, pero que luego se juntaron todos y se padre se hizo más estricto, por influencia de su tía. Me habló se sus hermanas, de una que tenía un novio en Madrid. Me dijo que quería hablar con su padre para que dejase ir a esa hermana a Madrid, porque su padre a ella le hacía mucho caso, que era su favorita. Le aconsejé que se preocupase más por ella misma. Tenía que irse ya, que la iban a reñir, y le dije que no se dejase reñir por eso, que si quería subía con ella. Se fue dándome las gracias y yo me fui a la pensión pensando en la vida estancada de las gentes de la ciudad.
Capítulo XVI
[Natalia habla en primera persona] Me dicen que estudie en el salón y no en mi cuarto que hace frío. Han puesto un biombo para que me concentre, pero es en balde, oigo a las visitas llegar y sus conversaciones, y al final salgo yo también. Mi tía me echa la bronca por no saludar como se debe. Una de las visitas me propone ser amiga de una tal Petrita, que dicen que es como yo, tímida y retraida. En fin. Vino Alicia estudiar griego conmigo, y me dijo que estaba segura de que ella no le caía bien a mi tía. Le dije que a mi me era igual, que ella era mi amiga y punto y que no había oido nada. En casa dicen, desde que han conocido a Alicia, que mejor no que no hubiese seguido en el instituto, sobre todo ahora que no está Gertru. Prefiero no decir nada, es lo mejor. Encima sabiendo que cuando Julia ha pedido permiso para ir a Madrid a ver a su novio se ha armado la marimorena. Intento vivir con alegría.
Alicia suele venir mal vestida, encima con el frío que hace. Dice ella que ha vivido mucho tiempo en Burgos y que está acostumbrada. Me habla mucho de su pueblo, de su tío ferroviario de allí y de su abuela y que le gustaría ser maestra. Y casarse, le dijo. Pero ella me dijo que no, que casarse no lo tenía como proyecto. Yo, que suponía que sí, que me tendría que casar. Le cuento que he estado hablando con el profesor de alemán, con Pablo Klein, pero no se si he hecho bien. Dice que a mi ella me debe parecer vulgar. No entiendo por qué, ahora somos muy buenas amigas. Dice que ya lo veré, que en un par de años, ya no seremos amigas, porque somos muy diferentes y de clases muy diferentes. Lo dice muy segura y sin enfadarse. Le pregunto por que no escribe diario, y ella me dice que en casa estaba muy ocupada en ayudar a su madrastra. No se fija en la belleza del río, en los atardeceres, como yo. Me dice que estoy enamorada de Pablo y por eso me he enfadado con ella, pero seguimos estudiando juntas. Ahora sí que he decidido que voy a hacer carrera.
Me he encontrado en la calle con Julia, mi hermana, se ha enfadado con mi otra hermana Mercedes. La acompaño. Me cuenta que Mercedes esta de mal humor porque hay un chico, Federico, un borrachín, que se acerco a ella, pero solo para reirse finalmente de ella. Que ella ya le había avisado. Le cuento yo que Mercedes y la tía se están poniendo muy pesadas con que me haga amiga de Petrita López, la hija del comandante. Julia dice que no hay hombre que aguante el carñacter de Mercedes. Vamos al cien y Julia me cuenta que va a ir a Madrid a estar con Miguel, su novio. Con el permiso o no de papá. Que irá a casa de los tíos. Miguel no puede casarse todavía poruqe le han fallado unso trabajos con los que contaba para ahorrar. Que hable para convencer a papá, prefiere irse a buenas. Y sin darse cuenta entran en el barrio chino, al rato salen, Julia con algo de miedo que ha pasado. Van a visitar a Elvira. La encuentean en la cama, esta desanimada. Julia le pregunta que cuando se casa. Pronto, responde Elvira. Yo me puse a mirar libros de la casa. Elvira se puso a hablarme de los profes del instituto, imitando a alguno de ellos, y luego yo le hablé de Pablo, el profe de alemán. Ella decía que no lo conocía mucho. Cuando salimos, Julia me dijo que Elvira era una hipócrita, porque en realidad Pablo estaba todo el día metido en su casa, como para decir que no le conoce. De hecho, dicen que está enamorada de él. Pero como es posible, pregunto, si se va casar. Sí, me dice Julia, con Emilio. Menudo lío.
La primera que vino Petrita estuve muy antipática con ella. No se como le ha dado por volver. Es una chica sosa, se maquilla mucho y parece mayor y desenvuelta, pero es timidísima. No tiene conversación. Pero la segunda vez he estado más simpática con ella. Me cuenta que su prima Gertru anda con un chico, pero que cuando ella se va a Madrid, el chico vive con una señora extranjera. Que Gertru se figura algo, pero que le quiere. Yo me quedo alucinada. Voy al insti, aunque tía Concha me ha dicho que me quedase con Petrita. Además quiere que cojamos un profe de dibujo para que venga a casa a darnos clase, a mi no me interesa nada, ¿por qué tengo que hacer dibujo con ella si no me gusta ni el dibujo ni estar con esa chica? En fin. He tenido en el insti clase de alemás, no he parado de mirar a Pablo y después de clase le he ido a hacer una pregunta y todas las chicas se han quedando mirando. Me importa un bledo lo que piensen. Le he dicho además que no puedo más en casa y que hablaré con papá sobre mi futuro. Despues de estar con él, he ido a los baños y he llorado. Vuelvo a casa sola. Llueve.
Durante la cena he estado con un nudo en la garganta por tener que hablar con papá. Ha hablado de sus cosas y luego como siempre se ha retirado a su habitación. Cuando he acabado, me he despedido de los demás y le tocado la puerta a papá. De rodillas le he dicho todo lo que le tenía que decir. Que me iba haciendo mayor y no quería ser una estúpida, como quería tía Concha, que estuviesemos siempre encerradas. Que deje a Julia ir a ver asu novio, que es un chico majo (aunque no le conocía). Y que él, papá, no era antes así, que la tía Concha le ha cambiado. Mi padre se ha quedado perpeljo y dolido de mis palabras. Que le pidiese lo que quería realmente y que si podía, me lo daría. Le he hablado de mis hermanas, de mis problemas en casa (Petrita, etc.) y que me gustaría ser salvaje, libre, como cuando vivíamos en el pueblo y tenía 10 años. Que a él ese carácter mío le gustaba entonces. Mi padre dice que las cosas han cambiado, que soy mayor y que ahora estamos mejor que antes, más seguros, más estables. He dejado de llorar, pero me he quedado muy triste. Me ha abrazado y nos hemos despedido cariñosamente. Ha dicho que estoy nerviosa con los estudios y que sea más justa con tía Concha. De la carrera, no he dicho nada. Me voy. He escrito en el diario hasta tarde.
Capítulo XVII
Ha llegado la madre de Ángel, el novio de Gertru, para preparar la boda. Es una señora opulenta. Quieren hacer la boda rápido porque ella tiene que volver a Argentina. Todos piensan que Gertru es demasiado joven. Gertru ha ido a visitar a su hermana Josefina, que se había casado sin el el beneplácito de la familia y vivía cerca del río. Había vuelto de casa de sus suegros en la sierra. Su casa estaba desordenada, tenía al niño con tosferina y esperaba a otro, pero dijo a Gertru que no dijese nada todavía. Josefina recibe la noticia de la boda de Gertru sin mayor interés, pero observa su figura todavía esbelta. Ella también era esbelta cuando iban de veraneo, las amigas de su madre alababan su hermosura. Gertru le invita a su pedida en unos días. Cuenta que lo prepara todo su futura suegra, que no repara en gastos. Josefina le dice que le comentara a Oscar, su marido, aunque Josefina sabe que las cosas con su marido no van bien. Despues de despedirse de su hermana, Gertru va donde su suegra, Lydia, en el Gran Hotel, donde esperan a Ángel que ha subido al estudio de Yoni. Le cuenta que la encontrado a su hermana triste y desmejorada. Todos tenemos una cruz, dice la futura suegra. Gertru llora y le pide que si su hermana va finalmente a la pedida que sea por favor simpática con ella. Lydia es muy moderna, da consejos de moda y cosmética a Gertru. Halaga su belleza, cercana la boda está radiante, dice. Alaba también su saber estar y discreción. Ángel llega bebido y acompaña a Gertru a casa, en el portal la besa y la achucha con pasión. Gertru se resiste, dice a Ángel que deberían hablar más. Todo lo maneja Lydia, los muebles, la ropa. Les va a poner casa en la ciudad, en Madrid y una casita en Andalucía. Gertru solo envía las invitaciones; a Tali le dice especialmente que quiere que asista a la pedida.
Natalia recibe la invitación para la pedida. No quiere ir, a pesar del ruego de Gertru, pero sus hermanas le insisten en que vaya. Se viste con un vestido nuevo. Salen todas las hermanas, se encuentran con Goyita y otras invitadas en la calle. Van juntas alborozadas. En casa de Gertru las recibe Josefina, la hermana de Gertru. Natalia se encuentra a disgusto, fuera de lugar. Hay un camarero repartiendo bebida y comida. Mercedes, una de las chicas, cuenta orgullosa que mandó a freir espárragos a su antiguo novio, que no quiere saber nada de él. Sus amigas le dicen que así no se va a poder casar. Otras mujeres, siempre superficiales, conversan sobre sus maridos y su vida de casadas, sus criadas, .... Natalia sigue en su rincón, ha empezado a sentir dolor de cabeza. Todo le da vueltas. Quizás ha bebido demasiado. Observa a Oscar, el marido de Josefina, le conoció cuando eran novios. Recuerda los encuentros furtivos de Josefina con él, hace tres años. Aparecen Gertru y Ángel, van saludando a todo el mundo entre besos y abrazos. Gertru estña muy guapa. Cuando se encuentra con Tali, la lleva a su habitación para enseñarle los lujosos regalos. Tali se da cuenta de que en el cuarto ya no está la repisa con los libros que tenía Gertru. Gertru dice que ha tenido que retirarlos y que va a hacer una selección. Que coja lo que quiera. Pide alguno para Alicia. Alicia?- dice Gertru y cambia de tema. Sigue con sus regalos, pone música, Tali echa la cabeza sobre su hombro y se pone a llorar.
Capítulo XVIII (último)
[Pablo Klein narra en primera persona] Las clases y el ir y venir del instituto me resultan rutinas vacías. He empezado a poner faltas a clase, el director no aprueba mis métodos. A mí también me aburrían ya las salidas. Emilio ha empezado a venir a hablarme de Elvira, su pretendia novia. Está perplejo con Elvira, no entiende sus cambios de actitud. Piensa que no es un buen hombre para ella, pero tampoco sabe qué tipo de hombre quiere ella que es tan variable. Le digo que se muestre con ella tal como es, y que sea duro con ella. He llegado a considerar a Emilio mi amigo, y él tiene en cuenta mis consejos. Me ha solido enseñar sus versos, alguna novela recién comenzada, artículos que ha escrito. Le he corregido y aconsejado, porque son bastante mediocres, incluso me dan vergüenza. Me cuenta que con Elvira va mejor, pero de forma un poco ampulosa y afectada. He ido a casa de Elvira un día, y me he dado cuenta por su actitud y la de su madre que algo hay entre nosotros. Sin embargo, Emilio me ha contado enseguida que le doy suerte, que Elvira le ha pedido que se casen enseguida, que ella es así, variable e impredecible, que hay que aceptar como es. Se casan en primavera.
Emilio ha empezado a llevarme con él a casa de Elvira. Veo a Elvira sin complejos cariñosa con Emilio, le besa sin rubor. Me parece todo absurdo, aunque por otro lado me sentía en familia. Emilio me propone ir a la finca de sus padres todos juntos. Me habla de sus proyectos allí: estudiará, pero trabajará también en el campo. Me parece que no podré ir con él. Llegan las vacaciones de Navidad, las alumnas en el instituto están en conflicto entre las que quieren estudiar y las rebeldes. Hay mucho alboroto en las clases y discordia. He hecho el examen y me he despedido. No tenía sentido seguir allí.
Suelo pasear por la ciudad, pero me aburre el ambiente. He ido a una exposición de Yoni, Elvira estába con él. Yoni no sabía que Elvira me conoce y Elvira le ha dicho que he estado mucho en su casa. Me ha dejado asombrado el desparpajo con el que habla Elvira delante de Yoni. Yoni me ha invitado en esto a ir al estudio a beber algo. He declinado la invitación, no me encuentraba bien. Pero Elvira me animó, aunque Yoni la previno, si la viesen en el camino con dos hombres que no son Emilio, vete a saber que pensarán. En el trayecto al estudio, Elvira ha ido agarrada a Yoni y ha contado que hace un par de años la querían casar con Yoni, decían que había plan entre ellos, solo porque Elvira iba allí a pintar. En el estudio hemos bebido algo, hemos escuchado algo de música, pero enseguida nos hemos aburrido. Elvira y yo nos hemos despedido. Elvira me ha acompañado, agarrada de mi brazo. Hemos ido callados y Elvira me ha preguntado porque iba callado, si estaba enfadado. Le he dicho que no, que me parecía todo normal lo que hacía. Elvira no lo ha creído, ha dicho que me río de ella. La he tomado por loca, así se lo dicho, y ella ha contestado que se pone nerviosa conmigo. Me ha pedido subir conmigo a mi habitación. Ha insistido. La he cogido por los hombros. No. Si subes, no sales hasta mañana. Y la he retado a subir Entonces se ha negado y se ha indignado por tratarle como a una fulana, que se lo debería contar a Emilio. Que la he tratado como a la animadora de la pensión, ha dicho, pero le he replicado que esa mujer era diferente, sincera y directa y que nunca nos acostamos. Le he dicho que se fuese. Estaba llorando a lágrima viva.
No he dormido de noche. Me he levantado temprano y he ido a la estación a coger el primer tren para Madrid. De allí ya escribiré al director del instituo, a Teo y a Emilio. He pasado por casa de Emilio. En el bar de la estación me he encontrado con Julia y Natalia. Julia va a Madrid con su novio. Le he recordado a Natalia que no deje lo de su carrera y que vaya estudiando. Natalia piensa que voy a volver y no he dicho nada. Se ha alarmado. Ha salido el tren y ha corrido detrás de él, me miraba a mí sobre todo. Le he dicho a su hermana que Natalia es especial. Natalia se ha quedado llorando. El tren ha seguido su camino.
FIN
En proceso recapitulaciones de los últimos caítulos, lista de personajes y esquema de personajes. Gracias por tu paciencia.
Como citar: Sarasola, Josemari (2024) en ikusmira.org
"Entre visillos, Carmen Martín Gaite: resumen por capítulos" (en línea) Enlace al artículo
Última actualización: 10/05/2024
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