Despersonalización del poder
El principio de despersonalización del poder se refiere al principio que debe imperar en las instituciones políticas en democracia según el cual el poder político, en sus vertientes legislativa, ejecutiva y judicial, debe desarrollarse sin encarnarse en personas en concreto, de forma que el poder político no se ejerza de forma personalista o centrada en sus individualidades e intereses. De este modo, con el objetivo de evitar una identificación entre el cargo de poder y una persona, es primordial establecer mecanismos de alternancia y control, y que el ejercicio del poder se lleve a cabo en base a la descentralización y reparto de competencias entre diferentes agentes, todo ello en aras de de asegurar que la acción de gobierno se realice en beneficio de toda la comunidad, y no solo a merced de la voluntad o perspectiva personal de los mandatarios.
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